Después de la banca y de la población en general, ahora es el turno de las Pymes, que son las empresas que más empleo generan en España y lo están pasando bastante mal para lograr financiación (no hay más que ver las cifras del paro).
Después de todas las presiones que ha recibido el Gobierno por parte de la patronal y la oposición, parece que se decanta por la fórmula que tanto se ha solicitado: que sea el Instituto de de Crédito Oficial (ICO) el que financie directamente a las Pymes. También se está estudiando aumentar las desgravaciones fiscales por inversión del beneficio, pero hay poco recorrido por ese camino ya que estamos al límite de lo que permite la legislación europea.
Esta medida de que el Estado financie directamente a las empresas me parece bien, ya que los créditos son necesarios para la supervivencia empresarial, al menos a las que ha cogido la crisis desprevenida, pero también le veo unos peros. El primero es que el Estado está asumiendo un riesgo que las entidades financieras no quieren asumir. Ahora mismo es entendible, ya que que las entidades quieren quedarse con la liquidez por la crisis financiera. Pero cualquiera podría escudarse en ese factor para pedir un crédito de alto riesgo. El otro problema que le veo a esta medida es que debería tener una fecha de caducidad: cuando acabe la crisis financiera. En España es muy típico que los parches se queden mucho tiempo, como por ejemplo la desgravación por compra de vivienda habitual, que surgió en un momento de crisis inmobiliaria y ha durado en la época de vacas gordas del sector, contribuyendo aún más a su debacle.
Espero que el ICO proporcione créditos sólo temporalmente y estudiando si realmente no se conceden créditos por falta de liquidez o si es por falta de viabilidad del proyecto. De lo contrario el dinero de los contribuyentes va a desaparecer.
Vía | El Economista
Imagen | Ridethespiral1