La invasión de Ucrania por parte de Rusia está teniendo efectos inesperados. El más obvio es que por fin los países occidentales, en especial Europa, están teniendo una fuerte respuesta las acciones de Rusia: envío de armamento y sanciones importantes. El segundo efecto es algo que se venía viendo desde hace tiempo pero que ahora se va a acelerar: el gasto en defensa de los miembros de la OTAN se va a incrementar.
El que ha dado el pistoletazo de salida ha sido Alemania, que ha anunciado que va a gastar un 2% del PIB en defensa (como indican los compromisos de la OTAN) y que incluso lo va a incluir como requisito consitucional. Además este año gastarán una partida extra de 100.000 millones de euros para hacer inversiones clave en defensa (este año su presupuesto de defensa era de unos 53.000 millones, un 1,57% del PIB).
La presión a los países de la OTAN para que cumplan sus compromisos del gasto de 2% vienen desde lejos, pero fue Trump el que los hizo más explícitos. EEUU gasta más del 3% del PIB en defensa y acumula el 60% del gasto de los países de la OTAN. Trump, en su propuesta de aislamiento y enfrentamiento de China, visibilizó el malestar por tener que encargarse de la seguridad de ciertos países.
España también tiene que incrementar su gasto
Antes de entrar en los números, veamos qué conflictos tiene España. Está claro que Rusia nos queda más lejos que a países como Polonia o Alemania, a pesar de que tenemos un compromiso de defensa mutuo. Pero si simplemente miramos por nuestros intereses, nos estamos quedando descolgados en el gasto de defensa.
La crisis de 2008 se cebó en muchos sectores y uno de ellos fue el de defensa. Desde entonces el gasto en defensa se redujo de forma importante y constante y de momento no hemos recuperado el gasto previo. Y desde 1992 no hemos recuperado el nivel del 2% del PIB, como nos exige la OTAN.
Pero el principal problema no es ese. Nuestra mayor amenaza son nuestros conflictos territoriales con Marruecos. En 2008 nuestra superioridad era obvia. Desde entonces nuestro gasto en defensa no ha dejado de decrecer y el suyo aumentar. Sigue habiendo una brecha, pero se puede ver que sus compras de material están siendo cuantiosas.
El rearme de Marruecos no tiene que ver con España, es cierto. Su largo conflicto con Argelia es el motivo real. Pero la realidad es que están aprovechando su mayor potencia militar para cuestionar el status quo: un ejemplo es la extensión unilateral de su Zona Económica Exclusiva en el mar que choca con la que reclama España; y las exploraciones petrolíferas en la costa marroquí; o la foribunda respuesta al acogimiento (chapucero) de Ibrahim Ghali en España.
Estos mini-conflictos no se habrían dado hace veinte años (el intento de conflicto del islote Perejil zanjó el asunto) cuando la supremacía militar española era incuestionable. Pero estos recientes eventos no tienen que hacer entender que tenemos un vecino con reclamaciones territoriales y que el tradicional apoyo de EEUU a España se ha acabado: en su misión por dejar Oriente Próximo y enfocarse en el conflicto asiático llevarse bien con Marruecos es clave.
No estoy diciendo que en el futuro vaya a haber una Guerra entre España y Marruecos, pero lo cierto es que hay un refrán que lo dice todo: "buenas vallas hacen buenos vecinos". España debe seguir teniendo superioridad militar frente a Marruecos y para eso hay que aumentar el gasto en defensa.
Tenemos un problema
Por tanto España debe elevar su gasto en defensa, recuperar la cierta ventaja sobre Marruecos (sobre todo en armada, ya que hemos perdido capacidad en los últimos lustros) y tener capacidad militar para intervenir en conflictos en los que Europa o la OTAN nos necesite.
Sin embargo el aumento de este presupuesto es considerable. Según el Banco Mundial, España destina a defensa un 1,4% del PIB, es decir, unos 18.000 millones de euros. Para llegar al 2% del PIB el gasto debería aumentar a 25.600 millones, es decir, en 7.600 millones de euros. Estas cifras, por cierto, son superiores al presupuesto oficial en el Ministerio de Defensa, que ronda los 10.000 millones, pero otras partidas del presupuesto también van destinadas a fines militares.
Y este aumento no deber ser puntual, sino permanente. Y el problema que tiene España es que el gasto público ya está muy tensionado. Se podría incrementar el déficit, pero el objetivo que tenemos (con compromisos internacionales) es a reducirlo. Por lo tanto cualquier incremento que se haga aquí tiene que ser compensado con un recorte en otro área o con subidas de impuestos.
Los grandes bloques de gasto del Estado son en pensiones, desempleo, sanidad y educación. ¿De dónde recortamos? Y no olvidemos que en este caso no nos podemos librar con crecimiento económico, como por ejemplo cuando la deuda pública decrece simplemente por crecimiento del PIB aunque la deuda viva siga aumentando: si aumenta el PIB tendremos que gastar más en defensa para mantener los compromisos.
Los gastos en pensiones y sanidad no van a decrecer en los próximos años sino todo lo contrario debido al envejecimiento de la población. En educación puede que se mantengan congelados ya que la baja natalidad se notará, pero sin llegar a compensar los otros bloques. El gasto en desempleo bajará debido al ciclo económico pero tiene un límite.
Por tanto tenemos un problema. Un problema de cuentas públicas que llevamos indicando en estas páginas desde hace muchos años y que afecta a todas las áreas, ahora también a defensa. Unas cuentas saneadas harían que pudiéramos hacer anuncios como el de Alemania de este fin de semana. Pero no las tenemos.
Al final todo se reduce al gran problema que tenemos en las cuentas públicas: las pensiones. El gasto en pensiones es inasumible y su trayectoria peligrosa. Se va a comer todo el presupesto y nos generará este tipo de problemas en todas las áreas. Urge su reforma.