La población juvenil española posee la tasa de paro más elevada de los países de la Eurozona y una de las más altas de la OCDE, llegando a una situación de cuello de botella que merma las expectativas, como consecuencia del incierto desenlace de la coyuntura económica española.
Con este ácido escenario como telón de fondo, ha surgido el deseo por parte de la Canciller alemana, Angela Merkel, de contratar titulados españoles, ofreciéndoles una mayor estabilidad y también una mejor retribución de la que gozan en el país de la piel de toro.
Este hecho tendrá sin lugar a dudas, innumerables repercusiones económicas, tanto positivas como negativas. Las positivas son fundamentalmente la mejora profesional de estos jóvenes, en términos de estabilidad laboral y de incremento salarial, adicionado al correspondiente ‘maquillaje’ de las cifras del paro.
Mientras que por otra parte, y posicionándome del lado de la sociedad española en su conjunto, la consecuencia más nefasta sería la fuga de cerebros, que tras una importante inversión en el sistema educativo, su trabajo no revertirá en la economía española, convirtiéndose en una inversión ‘perdida’ puesta al servicio de los alemanes.
En los últimos meses el número de españoles que se han marchado fuera de nuestro país ha experimentado un importante repunte, que el Consejo General de Médicos (CGCOM) cifra en un 56%, convirtiendo a la emigración en una posible salida natural para contrarrestar la debilidad del mercado laboral español, que sin solucionar sus problemas estructurales, muchos jóvenes comienzan a apreciar en noticias como esta, y a través de ciertos programas televisivos, que hay prosperidad más allá del sol mediterráneo.
Vía | Cinco días
En El Blog Salmón | Alemania matiza el concepto de solidaridad financiera
Imagen | agecombahia