Ha pasado desapercibido en los grandes medios, especialmente comparado con el ruido que generó su puesta en marcha en junio de 2015. Pero tras el cambio de gobierno en Grecia por fin se han levantado los últimos controles de capitales a los que aún estaban sometidos sus ciudadanos. Tras 50 meses en vigor, el corralito griego es historia.
El inicio del corralito supuso limitar a 60 euros diarios el dinero que cada ciudadano podía retirar del banco, a la vez que se prohibieron las transferencias bancarias al extranjero. Esta medida generó tales colas en los cajeros que a las pocas semanas fue sustituida por un límite semanal de 420 euros, que al menos permitía sacarlo todo de una vez. En estos años, los controles se han ido relajando gradualmente a medida que la economía griega se estabilizaba.
A partir de octubre de 2018 los ciudadanos particulares ya no tenían restricciones a la hora de sacar dinero, pero solo podían transferir un máximo de 4.000 euros cada dos meses fuera de sus cuentas. Las empresas, por su parte, necesitaban autorización del banco central para cualquier operación superior a 100.000 euros. A partir de esta semana, ya no hay límites. ¿Qué ha significado el corralito para la economía griega? ¿cuáles son las expectativas en esta nueva etapa?
El corralito: una medida desesperada para evitar el colapso total de la banca griega
A finales de 2014, el gobierno conservador de Antonis Samaras había conseguido detener la caída libre de la economía griega, que comenzaba a mostrar muy tímidos síntomas de recuperación. Pero el hartazgo de la ciudadanía griega con los recortes gubernamentales y la irrupción de un líder carismático como Alexis Tsipras torcieron ese rumbo. En enero de 2015, Syriza (acrónimo de 'coalición de izquierda radical') conseguía ganar las elecciones y formar gobierno con un extraño compañero de cama como era el partido de ultraderecha ANEL.
Al frente de la economía griega se situó Yanis Varoufakis, quien desafió a la Unión Europea y se negó a una extensión del programa de rescate en los términos propuestos por la 'troika'. El resultado de no prorrogar el programa fue la paralización de las medidas de ayuda a la economía griega y, en particular, la liquidez de emergencia proporcionada por el Banco Central Europeo a los bancos griegos. Sin esta línea de crédito, y con los griegos retirando dinero en masa por la incertidumbre económica, las entidades financieras helenas corrían un riesgo real de quebrar en cadena por un pánico bancario.
Como medida desesperada para evitar el total colapso del sistema financiero, el gobierno de Tsipras estableció el corralito que limitaba las retiradas de efectivo a 60 euros diarios y restringía las transferencias al exterior. Esta medida tuvo un fuerte impacto negativo en una economía ya devastada: se redujo drásticamente el consumo y se paralizó la producción en muchas industrias ante la imposibilidad de importar materias primas.
La medida no sirvió para restaurar la confianza en el sistema bancario griego, del que siguieron fugándose capitales aunque de forma más gradual. La sangría solo se detuvo tras las elecciones de septiembre de 2015, en las que Tsipras volvió a ganar pero formó un gobierno más moderado y cooperativo con la Unión Europea, ya sin Varoufakis al frente de la economía y con un nuevo paquete de rescate.
Tras el cambio de gobierno, la economía griega ve la luz al final del túnel
Tras el rápido deterioro que supuso para la economía griega el desafío a la troika y el subsiguiente corralito, el segundo gabinete Tsipras adoptó una postura más conciliadora con sus acreedores que sirvió para estabilizar la economía, aunque sin grandes síntomas de mejoría. Hastiados por el fracaso de Syriza para mejorar el bienestar de los ciudadanos, los griegos dieron la victoria a la oposición conservadora en las elecciones europeas de 2019, propiciando un adelanto de las elecciones generales y la formación del gobierno de Kyriakos Mitsotakis en julio.
Mitsotakis llega con la promesa de favorecer la actividad empresarial para apuntalar la débil tendencia al alza que ha dejado Tsipras en los últimos meses. La eliminación de los controles de capital es una media simbólica de este cambio de tendencia, más allá de su importancia económica. La medida llega tras la recomendación del gobernador del banco central, Yanis Stournaras (quien ocupa el cargo desde antes de la llegada de Tsipras al poder).
Aunque el nuevo gobierno apenas ha tenido tiempo de actuar, el cambio de rumbo económico ya ha tenido impacto en la sociedad griega, con el índice de confianza de los consumidores aumentando significativamente en los últimos meses y los depósitos bancarios experimentando su mayor alza desde el inicio del corralito. La expectativa de los mercados es que las agencias de 'rating' suban la calificación de la deuda griega, cuyos tipos de interés han bajado a mínimos históricos.
Pese al clima de moderado optimismo, Mitsotakis no lo va a tener fácil para cumplir su promesa estrella de reducir el impopular impuesto sobre la propiedad (establecido en los peores momentos de la crisis) así como los impuestos sobre las rentas más bajas. La deuda del país sigue siendo del 180% del PIB y los acuerdos de Tsipras con la 'troika' exigen un superávit primario del 3,5% que obliga a mantener una fuerte presión fiscal a la vez que se siguen reduciendo gastos.
Para compensar el descenso de recaudación fiscal, Mitsotakis plantea privatizaciones como la de DEI, el ineficiente monopolio eléctrico griego, un agujero negro que acumula 2.400 millones de euros de facturas impagadas por los consumidores. También apuesta por reimpulsar grandes proyectos como el antiguo aeropuerto de Ellinikon, bloqueado durante la era Tsipras. Se trata de una inversión de 8.000 millones para construir una marina, apartamentos de lujo, hoteles y casinos en una de las mejores zonas costeras de las afueras de Atenas.
¿Es el fin del corralito el inicio de una nueva era post-crisis en Grecia? solo el tiempo lo dirá. El nuevo gobierno griego no lo va a tener nada fácil, aunque parece ir en la correcta dirección.
En El Blog Salmón | Grecia: crónica de un fracaso europeo (anunciado)