Este fin de semana, ya lo hemos contado, Grecia la ha liado parda. Hoy los bancos no abrirán y hasta este sábado habrá un corralito (el término técnico es controles de capitales). Y el problema es que llevamos años acercándonos a este punto y es la crónica de un fracaso europeo.
Los dirigentes europeos han tenido poca altura de miras, incluidos los griegos. Sabían que algo así podía pasar y en ninún momento pusieron toda la carne en el asador para solucionar los problemas, cada nuevo rescate lo que único que hacía era posponer el problema.
Ha habido generosidad, pero no suficiente
Muchos dicen que Europa ha puesto a Grecia contra las cuerdas y que el pueblo está oprimido. No es del todo cierto. En Europa ha habido generosidad. Recordemos que en 2012 hubo una reestructuración de la deuda con una quita de más del 50% de su deuda (superior a lo que se perdonó a Alemania después de la Segunda Guerra Mundial). Además se han dado préstamos en condiciones muy buenas, tantas que por ejemplo Grecia se financia más barato que España, que tenía que endeudarse para dar dinero al rescate griego.
El problema es que todos estos planes no eran creíbles. El nivel de endeudamiento seguía siendo brutal y las estrategias para generar superávit, aunque eficientes, estaban erosionando la moral de la gente, que al final se lanza a los brazos de cualquiera que ofrezca alivio.
El Euro tiene un fallo garrafal en su origen y es que las economías de las eurozonas no están completamente integradas. Cuando se creó, además, se especificó muy claramente que no habría rescates, por deseo expreso de los alemanes. El problema es que una integración monetaria tiene que tener algún otro tipo de integración.
Los alemanes corrigieron su postura y, aunque con muchas condiciones, permitieron crear el plan de rescates. Y como digo ha habido mucha generosidad ahí, pero realmente tendría que haberse mutualizado la deuda a cambio de crearse instituciones europeas supranacionales (por ejemplo un sistema de pensiones europeo) para evitar estos problemas.
Grecia no ha querido hacer reformar reales
Grecia también ha tenido parte de culpa en su caída. Primero, sus políticos estafaron a todo el mundo falseando sus cuentas. Segundo, cuando no pudieron financiarse en los mercados pidieron el rescate, pero nunca fueron muy proclives a hacer reformas. Más bien preferían seguir igual, sin cambios. Pero claro, viviendo con dinero prestado.
Hay que reconocerles que hicieron recortes muy duros cuando se les puso contra las cuerdas, como la eliminación de la sanidad universal (personalmente me parece una barbaridad) y el despido de funcionarios (teniendo en cuenta el sector público que tenían seguramente era necesario). Y el sufrimiento tiene un límite.
Pero hay cosas que no han querido tocar en exceso, como el presupuesto en defensa (el más alto, per cápita, de la UE). Y tienen un sistema fiscal que es un agujero negro, cosa que no han querido reformar con determinación.
Y el punto culminante es convocar un referéndum. No porque no haya que hacerlo, de hecho los argumentos no son malos, los planes de rescate quizá deberían ser votados por sus ciudadanos. Pero no puede ser que se convoque cuando el dinero está a punto de agotarse (el 30 de junio acaba el programa actual de rescate) y la votación sea una vez el plan esté vencido (es el 5 de julio). Esto debería haberse hecho mucho antes, hace un mes, por ejemplo, y estado en todo momento encima de la mesa, no en el último momento.
La salida del euro es quizá la única solución
Y llegados a este punto, con una Europa que no quiere avanzar más en la integración y una Grecia que está harta de rescates condicionados quizá hemos llegado al punto que debería haberse planteado en 2007, cuando la situación fiscal era desesperada pero el empleo todavía estaba en niveles razonables: la salida del euro de Grecia.
Primero, Grecia tiene ahora mismo superávit fiscal, con lo cual hacer un impago no sería un problema si no fuera porque el dinero ha desaparecido de los bancos. Y si el BCE deja de dar dinero de emergencia a los bancos estos quiebran (por eso cierran los bancos esta semana, porque el BCE ha dicho que mantiene el dinero de emergencia pero sin nuevas inyecciones).
La salida del euro de Grecia llevaría a una nueva moneda y una devaluación brutal que haría que fueran mucho más competitivos. Por contra los bienes importados serían mucho más caros y no estarían exentos de sufrimiento. Pero al menos el paro empezaría a bajar rápidamente. El bucle rescate-rescate-rescate está roto y quizá no queda otra salida.
Ahora bien, esta salida debe ser controlada, no puede ser unilateral. La deuda emitida en Grecia es en euros y si cambian de moneda va a tener que haber una quita. Se necesitará de nuevo generosidad europea. Y para eso los puentes no pueden estar rotos.
Imagen | ancasta1901