El oro es un metal precioso que sale mucho en la prensa. Cuando se habla por su presencia en el mundo de la joyería y por sus usos industriales, se puede justificar y entender. Lo que no se puede entender, en una economía moderna, es que un metal, aunque sea dorado, salga tanto en las páginas monetarias. Es normal que el World Gold Council, el gremio, quiera mantener a su metal en los titulares, se entiende menos los tantos que están seducidos por el brillo del oro y le dan muchas más importancia que lo que se merece.
Como nos ha comentado Marco Antonio ayer, este metal es utilizado por muchos como indicador de cómo va la economía en general. Según explica Marco Antonio, cuando el precio sube, es que hay falta de confianza en la economía y, cuando el precio baja, no es que las cosas van bien. No obstante, estas cosas sólo provocan titulares porque le prestamos más atención de lo que se merece un metal como cualquiera.
Ya es hora de devolver al oro a su lugar preciso, y evaluarlo en consecuencia, y ese lugar es por su uso industrial y dejémonos de darle reverencia financiera.
España debería participar en esta devaluación de importancia y dejar de mantener reservas de oro. Si quiere mantener reservas de productos mineros, aunque no se por qué va a querer hacerlo, que sea una cartera diversificada de minerales.
Mejor sería que España venda todas sus reservas de oro y propongo que lo ingresado de esta venta se distribuya a partes iguales a cada ciudadano español por encima de 25 años. De los 47,4 millones de personas en España, 75%, es decir, 35,55 millones se beneficiarían de su parte de esta distribución.
Según el World Gold Council, España tiene 281,6 toneladas de oro, equivalente a algo más de 9 millones de onzas que, al precio por onza de ayer de 1.276,48 dólares, valora el oro español en 11.600 millones de dólares o 8.900 millones de euros.
Si se vendiera todo el oro a este precio, la distribución daría 250 euros a cada español. Incluso si se vendiera el oro con un descuento del 25%, se distribuiría 187 euros a cada español. El oro es de los españoles, que reciban ellos lo que ingresaría su venta.
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