La economía de Estados Unidos frena su entusiasmo


La Oficina de Cuenta Nacionales de Estados Unidos (BEA, por sus siglas en inglés) ha admitido finalmente algo que ya habíamos advertido: la recesión fue mucho más profunda de lo pensado y la recuperación ha sido mucho más débil que lo publicado. El Producto Interno Bruto de Estados Unidos creció a una tasa anual de 2,4 por ciento en el segundo trimestre de 2010, muy por debajo del aumento medio del 4,4% en los últimos seis meses. Y no sólo eso: varias cifras dadas inicialmente fueron revisadas a la baja como se muestra en la gráfica.

La economía de Estados Unidos sufre así un nuevo apagón con efectos que continuarán su propagación por el mundo. El colapso de la principal economía del planeta que antes de la crisis producía la cuarta parte del PIB mundial y consumía el 50% de éste, hace sentir su golpe en el resto del mundo. Los consumidores están sobreendeudados y por ello no debe causar extrañeza la fuerte caida vivida en el consumo. El mercado laboral está enfermo y el sistema financiero ha completado 108 quiebras bancarias en lo que va del año.

¿Cuánto tiempo deberá pasar para reactivar el mercado laboral?. Hablar de un plazo de diez años a estas alturas no es nada exorbitante. Más aún si consideramos que todo el crecimiento del período comprendido en 1980 y 2006 fue nada más que una burbuja de fantasía, producto del endeudamiento y la mentira financiera que lideró la especulación sin límites. Fueron los años locos de Wall Street con ese genio e ídolo llevado al cine como Gordon Gekko, al cual todo el mundo quiso emular. Si en esa época hubiese existido Facebook, habría tenido millones de seguidores.

La magnitud de la contracción y el ritmo de desempeño de la economía demuestra que la recuperación será un proceso muy largo. Esta es la la larga cabalgata por el desierto, advertida en este blog. Aunque sólo ahora se hace evidente que este segundo semestre será aún más lento. Las medidas de estímulo fiscal han llegado a su fin y los créditos están agotados.

Para muchos, este período recuerda aquel momento convulsionado de los años 70, con una ansiedad desbordante ante una economía que tartamudeaba producto de la crisis petrolera. Fueron momentos en que las multitudes tendieron cerco al las estructuras político-sociales para dar respuesta a las ideas que reactivaran el crecimiento. La situación actual ahora es más compleja pues no se trata simplemente de una crisis económica sino del fin del un ciclo de la historia en el cual han estallado numerosos desequilibrios sociales, políticos y estructurales.

En El Blog Salmón | Desempleo, austeridad y deflación: rumbo a la nueva zambullida, El alto desempleo y la crisis de la globalización.

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