La falta de integración del pueblo romaní le está costando dinero a los estados europeos. Según un estudio del Banco Mundial el coste de no integrar a los gitanos en Bulgaria, Rumanía, Serbia y la República Checa es de 5.700 millones de euros.
Estás pérdidas es lo que potencialmente no se tiene en la economía por tener una parte de la población que no alcanza su potencial productivo, al estar peor educada y dedicada a trabajos poco cualificados y escaso valor añadido cómo puede ser la recogida de chatarra. También cuentan las mujeres que no trabajan por haberse casado a una edad muy temprana. Aparte en algunos países se incluye a los niños gitanos en buen porcentaje en escuelas de educación especial, lo que les incita a abandonar la ecuación antes de tiempo.
Según afirma The Economist la falta de integración del pueblo gitano en la sociedad y economía europeas es un asunto europeo, especialmente ahora que existe libertad de circulación de personas por la Unión Europea. De hecho comentan la deportación realizada por Sarkozy como contraproducente. También señalan que los pocos votos emitidos por el electorado gitano hacen que los políticos no los tengan en cuenta a la hora de tomar sus decisiones.
El semanario británico afirma que la integración del pueblo gitano en Europa va a pasar por ser una forma de mejorar la economía, no por una forma de integrar a la sociedad a una parte que vive paralelamente. No va a ser un motivo idealista, sino uno puramente económico.
La pregunta es ¿es posible superar un odio centenario en poco tiempo? Porque hasta el momento los perjuicios hacia los gitanos son generalizados, no son exclusivos en España o Francia. De hecho en países de Europa del Este afirman que estaban mejor bajo el régimen comunista que proporcionaba trabajo y vivienda a todos los ciudadanos, independientemente de su origen.
También supongo que la integración en la sociedad, aunque potencialmente cueste dinero el no realizarla, va a costar dinero. En tiempos de crisis no veo a los gobiernos, especialmente los más reticentes a llevar a cabo políticas de integración, gastando el dinero en algo que dados los perjuicios actuales es bastante impopular.
Vía | The Economist
Imagen | Raúl, Flickr