Las dos décimas de deslizamiento del desempleo (desde el 9,7% al 9,5%), es menos relevante que el fuerte dato de 125.000 puestos de trabajo destruidos en junio en EE.UU. Esto volvió a ser una clara señal de advertencia de que la economía estadounidense se encuentra al borde de una drástica caída. En esta linea, el Dow Jones protagonizó una semana completa de caídas precipitándose casi un 5% en cinco días, para cerrar la semana en 9.686 puntos, su nivel más bajo desde octubre del año pasado. El empleo no fue lo único que mostró signos de debilidad en la primera potencia mundial. La actividad del sector manufacturero se desaceleró drásticamente en junio alcanzando su nivel más bajo desde diciembre de 2009, mientras que la venta de viviendas nuevas llegó a su nivel más bajo en 50 años como lo señalamos en Desempleo, austeridad y deflación: rumbo a la nueva zambullida. Todo esto indica que la demanda se mantiene aplastada y sin poder despegar. No alcanza a tomar un ritmo que le de solidez.
Esta caída de Estados Unidos coincide con la desaceleración que se ha registrado en las últimas semanas en la región Asia-Pacífico. Las estadísticas oficiales dan cuenta de un descenso en la producción industrial de China, Australia, India, Corea y Taiwán, países que habían liderado la marcha de la economía en los últimos meses. Pero el término de los planes de estímulo ha afectado el dinamismo de una economía que al ser incapaz de generar empleo, mantuvo a la economía con un respirador artificial.
Los mercados financieros de la zona euro experimentaron pérdidas significativas esta semana pese a las noticias relativamente buenas sobre la salud de sus bancos. El jueves, más de 1.000 bancos europeos debieron enfrentar el vencimiento de los 442.000 millones de euros que el BCE prestó el año pasado. En las semanas previas, los temores de una incapacidad de pago recrearon todas las pesadillas posibles llevando a tomar medidas más allá de lo razonable. Uno de los ejecutivos de Pimco (la mayor tenedora de bonos soberanos) señaló ayer que los drásticos planes de recorte presupuestario realizados por los países europeos “no eran necesarios todavía”. Pero ya muchos iniciaron su aplicación.
Dado que un empate no es ningún tipo de triunfo, la bonanza europea comienza ahora a apuntar a la debilidad de la economía de Estados Unidos. Aquí, el claro perdedor será el dólar, pese a que aún las Agencias de Calificación no se manifiestan sobre la calidad de la deuda de Estados Unidos. Ahora que Europa ha demostrado que sus finanzas son más sólidas, comenzarán los ataques al billete verde. ¿Qué dirán aquellos que apostaban todo a la caída del euro?
En El Blog Salmón | Krugman se equivoca: el euro es más fuerte que el dólar, Desempleo, austeridad y deflación: rumbo a la nueva zambullida Imagen | Photos8.com