Según afirma El Mundo, el Gobierno español frenó la operación porque considera a Telefónica como una empresa estratégica, y es en ese momento cuando recuerdo la indignación que me produjeron las expropiaciones de YPF por parte del gobierno argentino o de la española REE por parte de Evo Morales el pasado año. La pregunta que me hago entonces es: ¿es correcto que el Estado español proteja a sus empresas?
Hasta el momento, Telefónica asegura no haber recibido noticias de AT&T y el ministro Soria reconoce que si bien han existido contactos con esta empresa, no se ha tratado en ningún momento el tema de Telefónica. ¿Quién dice la verdad y quién miente en esta partida de póker? Mucho me tema que sólo el tiempo aclarará lo ocurrido en este rocambolesco tema.
De una forma o de otra, la reflexión que quiero traer hoy aquí es sobre la ética que se esconde tras las intervenciones estatales protegiendo a empresas nacionales. ¿Tiene sentido proteger a una multinacional que maneja cifras estratosféricas de beneficios y con una base de clientes que se cuenta por millones? ¿Hay que luchar contra el capitalismo o ahora somos liberales con la boca pequeña?
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