La UC3M, junto con la Universidad del Estado de Florida y la Universidad Metodista del Sur, en Texas desarrolló el siguiente experimento para comprobar la importancia del papel del intermediario en los casos de corrupción, tal y como lo recogen en este informe, y de que se hizo eco sinc (agencia de noticias muy recomendable, por otra parte):
Por ello, lo que hicieron fue recrear un caso de corrupción menor, en el que un ciudadano debe decidir si ofrece un soborno a un funcionario público a cambio de acelerar un ingreso hospitalario o de obtener un trato preferencial a la hora de concertar una cita, mientras que el funcionario elige entre aceptar o no esta propuesta deshonesta y la cuantía por lo que lo haría.
Después, los investigadores compararon los resultados que se obtenían cuando esta negociación era directa y había un intermediario que adoptaba una actitud pasiva; es decir, cuando este intermediario no tenía ningún poder de decisión ni cobra nada al respecto. “Sinceramente – dice Drugov – no esperábamos que este tipo de intermediarios tuviera influencia alguna, pero nuestros resultados están ahí: su simple presencia aumenta la corrupción”.
Entre nosotros, como broma está bien, pero pretender reproducir experimentalmente un caso de corrupción en una Universidad suena a chiste. Sin embargo, al igual que un reloj parado es capa de dar la hora correcta dos veces al día, no creo que los resultados anden muy desencaminados.
Lo científicos comentan que puede deberse a un sentimiento de dilución de culpa. Es posible, incluso probable que la incorporación de más personas a la piñata colectiva disminuya los sentimientos de culpabilidad. de hecho, no creo que el mecanismo psicológico se limite a los supuestos de los intermediarios.
Pero yo apostaría por algo tan simple como que un intermediario es un profesional, o se presume como tal. Alguien que conoce a ambas partes (o que sabe detectarlas), que hace de fusible entre ellas por motivos de seguridad pero que a la vez los pone en relación, alguien con experiencia en negación, precios, alguien que inspira confianza entendida como predicibilidad. En definitiva, alguien que aporta valor a la transacción.
El que los investigadores barajen como solución prohibir a los intermediarios me mata de risa. No se si han dado cuenta de que la corrupción en sí ya esta prohibida. Esa fe en la ley me desarma de lo candorosa que es (aunque hay tratamientos aún más graciosos).
Los intermediarios, si por ello se refieren a los lobbies (a los lobbies malotes), existirán siempre, con independencia de que estén o no legalizados (bastará con denominarse de otro modo o articularse a través del formato de partido político, sindicato o asociación por la defensa de XXX, o simplemente permanecer en la sombra).
Pero no nos desviemos del tema: donde esté un intermediario de un modo permanente es debido a que contribuye a la operación. Que la operación sea legal o ilegal ya es otra cosa. ¿Cómo si no explicar que los partidos políticos o los sindicatos aún perduren?
Vía | sinc
En El Blog Salmon | Los lobbies según la visión del lobby de Évole, ¡Que vienen los lobbies!, por Juan Francés
Imagen | Daniel Lobo