Aunque la tasa de desempleo en Estados Unidos disminuyó levemente, del 9,7% al 9,5%, la cifra sigue siendo escandalosamente alta como ha declarado el presidente Obama y la fortaleza del dólar comienza a verse en dificultades. Tal como muestra esta gráfica de Calculated Risk, el desempleo tuvo en junio una nueva zambullida, pese a la leve disminución de mayo, un dato que, como lo señalamos en su momento, estuvo distorsionado por la contratación de 250.000 personas para un censo nacional. Los actuales datos anticipan mayores caídas y deflación.
En el mes de junio 125.000 trabajadores quedaron sin empleo, aumentando los temores de un debilitamiento en la recuperación económica de Estados Unidos. Los datos no son para generar entusiasmo y junto al problema aún no resuelto del derrame petrolero y el inicio de la temporada de huracanes, este fuerte desempleo contribuye a lo que hemos denominado el verano del descontento.
Oficialmente (los datos reales son casi el doble), 14,9 millones de estadounidenses están desempleados, de los cuales 6,8 millones han estado sin trabajo durante un mínimo de 6 meses. De estos desempleados oficiales, 1,3 millones de trabajadores han dejado de recibir las prestaciones por desempleo y en el Congreso se han entrampado las propuestas para extender los beneficios.
Este drama del desempleo se vive también en el Reino Unido. Miles de graduados en la Universidades han aumentado sus temores por un futuro incierto ante el incremento general del desempleo. Como señala esta nota de The Guardian, la cifra de los desempleados graduados en 2009, llega al 17,2%.
En Alemania, Francia y España, el desempleo se redujo de manera significativa. Sin embargo el nuevo peligro es ahora China, que para evitar el sobrecalentamiento de su economía y reequilibrar el crecimiento, tomó medidas para enfriar el sector industrial. Esta receta comenzó a surtir efecto y los indicadores de la semana pasada confirmaron la disminución de la producción industrial China durante el mes de junio. La caída en los precios de las materias primas y de los productos europeos no tardará en llegar.
En ausencia de crecimiento y con el alto nivel de desempleo, los países están tomando medidas que solo profundizarán la crisis. Complicados con el déficit público han apelado a los recortes presupuestarios y a la austeridad con la promesa de que estos ajustes pueden resolver el complejo sistema de ecuaciones de la situación actual. Sin embargo, como de costumbre, falta la ecuación más importante y con estas medidas restrictivas nadie saldrá beneficiado. El problema del empleo y la demanda es lo que requiere atención inmediata. Sin el incremento de estos dos elementos no hay solución, y las políticas van en la dirección opuesta.
En El Blog Salmón | Desempleo, austeridad y deflación: rumbo a la nueva zambullida
Imagen | Calculated Risk