A Osborne lo cogió Hacienda con el carrito del helado y fue condenado no por el propio delito fiscal en sí, sino por alzamiento de bienes ideado entre él, su asesor y sus abogados ocultando bienes entre sociedades pantalla. Ayer, tuvo la suficiente cara dura para tirar balones fuera y culpar de todas sus desgracias fiscales y legales al asesor. Como no podía ser de otra manera claro.
Pues no, no es el asesor el único responsable, sino el que firma, actúa con connivencia con terceros y sus propios ingresos los pone en manos de sociedades pantalla. Este mecanismo ya se lo conoce todo el mundo y si te cogen, la culpa no es de quién te asesora, la culpa ha sido tuya por no pagar los impuestos oportunos en su momento y has tenido más culpa todavía cuando has aceptado entrar en una trama de alzamiento de bienes.
Está claro que las condenas se cumplen y se archivan, no hay que estar toda la vida recordando los errores o delitos ya pagados como es el caso, pero esto no exime de la responsabilidad personal que se tuviera en su momento.
Es lamentable cómo en este país siempre se busca al tercero que pague los platos rotos, a la evasión de la responsabilidad de todo tipo y cómo en el fondo, nunca nadie sabe nada ni se hace cargo de estos asuntos. Lamentable intentar tirar al suelo la imagen de los asesores fiscales, porque un asesor pirata, no hace malo a todo el colectivo, ni mucho menos.
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