Aunque el arancel base es de 150 euros, entre dimes y diretes, la factura alcanza la módica cantidad de 239,12 euros. Es decir, un coste base del 5,97% sobre el capital social y tan solo hemos ido al notario a firmar. Ahora, para el caso de una sociedad anónima con 60.000 euros, este coste es poco más del 1% sobre el capital (que también se dice pronto).
Como vemos, las diferencias entre una empresa y otra son sustanciales, hasta el punto que es seis veces más caro constituir una sociedad limitada estándar que una sociedad anónima. ¿Representa un esfuerzo titánico para el notario firmar una sociedad limitada y no una anónima para esta diferencia porcentual sobre el capital base de la operación? Aunque ojo, que no queda aquí el tema. Veamos ahora, una sociedad limitada con un capital de 120.000 euros.
Para este caso, el coste notarial es de 503,18 euros, que representa el 0,41% sobre el capital social. Es decir, sale 12 veces más barato constituir una empresa con un capital importante que una sociedad base para comenzar a operar.
Alguien debería darle un arreglo lógico a los aranceles notariales y que cumplir con esta obligación legal no sea un verdadero descalabro para muchas empresas que comienzan a prestar sus servicios, porque lógicamente, estos costes no quedan sólo aquí, puesto que tenemos que sumarle certificación de nombre (14 euros), publicación en el BORME para empresas con más de 30.000 euros de capital social (56 euros) y la inscripción registral, que merece otro post aparte.
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