Viena solucionó el problema de la vivienda hace más de un siglo, haciendo lo que no se atrevieron los políticos de izquierdas en España

Viena solucionó el problema de la vivienda hace más de un siglo, haciendo lo que no se atrevieron los políticos de izquierdas en España
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Existen dos grandes ciudades del mundo que han solucionado el problema de la vivienda. Estas ofrecen un modelo de vivienda asequible a la mayoría de la población. Una es Viena y la otra es Singapur. El modelo más de izquierdas que hay es Viena, pero también es el que los políticos de izquierdas no se han llegado a atrever a hacer en España.

No es que Austria sea un paraíso socialista. Grandes empresas privadas como Red Bull, Swarovski, Magna Steyr u OMV destacan en el país alpino. El país está integrado en la UE y tiene el Euro. En cambio su capital tiene una pol´ñitica de izquierdas absolutamente socialista que seguramente firmaban la mayoría de los votantes de izquierdas en España. Entonces ¿Por qué no la han puesto en marcha? Analicemos el modelo austriaco.

Vivienda Social en Viena: Un Modelo de Éxito

La vivienda social en Viena es un ejemplo destacado a nivel mundial de cómo las políticas públicas pueden promover la inclusión social, la calidad de vida y la sostenibilidad urbana. La capital de Austria ha desarrollado un modelo único que ha logrado enfrentar los desafíos del crecimiento urbano y la accesibilidad a la vivienda para todos sus habitantes. A lo largo de más de un siglo, Viena ha construido un sistema de viviendas sociales que ha transformado la ciudad en un referente en términos de equidad y calidad de vida.

La historia de la vivienda social en Viena comienza a principios del siglo XX. A principios de la década de 1900, la ciudad se enfrentaba a un rápido crecimiento demográfico debido a la industrialización y la urbanización. Esto trajo consigo graves problemas de hacinamiento, condiciones insalubres y una falta generalizada de viviendas dignas para la clase trabajadora. En 1918 un 25% de la población de Viena no tenía hogar, destaca el hsitoriador Wolfgang Maderthaner, era una ciudad moribunda.

La respuesta a estos problemas llegó bajo el gobierno del partido socialdemócrata (SDAP) en 1923, cuando se implementó el ambicioso proyecto de construcción de viviendas sociales construyendo 25.000 viviendas.

Uno de los proyectos más emblemáticos de esta época fue la construcción de la "Karl-Marx-Hof" (1927), un complejo de viviendas de gran escala que es aún hoy un símbolo de la vivienda social vienesa y que incluso es una atracción turística. Esas viviendas fueron el inicio de la política de vivienda de Viena. Ayudado a que Viena perdió población en la segunda guerra mundial y que no recuperó hasta los 80 y 90, hicieron que Viena tuviera capacidad adicional de alojamiento, como destaca Selim Bunabak que dedicó su doctorado en planificación urbana en la TU Wien a la vivienda social vienesa.

Vienna
Vivienda social en Viena

Pero el programa no se quedó aquí. Aproximadamente el 50% de las viviendas de Viena son propiedad municipal de alquiler asequible. Los vieneses pagan alrededor del 20% de su sueldo en alquiler, mientras que los madrileños necesitan el 60%. Y es que Viena es más barata. Según Deloitte en Viena el alquiler es de alrededor de 9€/m2. En Londres y París ronda los 30€ y en Barcelona y Madrid alcanzan los 17 y 14€/m2 respectivamente.

Viena nunca ha privatizado sus edificios de alquiler social, al contrario de lo que sucedió en lugares como Londres, Berlín o incluso Madrid. The Economist Intelligence Unit destaca la calidad de vida de Viena al nivel de ciudades como Copenhague o Zurich, pero su vivienda es mucho más asequible. Aproximadamente el 60% de sus habitantes viven en vivienda con algún otro tipo de alquiler social. Comprar es caro, alquilar al ayuntamiento no. Cualquier residente que tenga trabajo y dos años viviendo en la ciudad lo puede solicitar. También tiene que tener más de 17 años y unos ingresos por debajo de los 43.000€ netos anuales. Pero si sube su sueldo el residente se puede quedar en su casa, así como ceder el contrato a familiares.

Además Viena no ha rechazado la colaboración público-privada (cada vez representa un mayor porcentaje de la vivienda social vienesa). Aparte de las viviendas municipales existen viviendas de “lucro limitado”. Estas son más caras que la vivienda del ayuntamiento, pero aun así bastante más accesibles para los vieneses que el mercado privado. Estas se construyen mediante cooperación público-privado. También existen unas viviendas de cooperativas sin ánimo de lucro. El Ayuntamiento intenta evitar la formación de guetos alternando los desarrollos públicos con los privados.

El Ayuntamiento tiene un presupuesto de entre 400 y 600 millones de vivienda pública. El de Madrid con más población y poca vivienda será de 219,7 millones en 2025. Sólo un 2,3% más que en 2024. Hoy en día Viena afirma subvencionar entre 5.000 y 7.000 pisos nuevos cada año.

En España los políticos de izquierdas no se atrevieron

Manuela Carmena fue alcaldesa de Madrid entre 2015 y 2019. Se trataba de una abogada y  juez conocida por sus políticas progresistas. Su candidatura en la agrupación Ahora Madrid estuvo respaldada por conocidos políticos de izquierdas, entre ellos Pablo Iglesias que había irrumpido en el parlamento europeo como una renovación de las izquierdas en 2015 por el partido que había fundado Podemos.

En 2018 bajo su mandato se aprobó la operación Chamartín, una recalificación de terrenos dedicados a uso industrial y ferroviario en la zona más demandada de la ciudad. Las exigencias de este gobierno para desbloquear el proyecto bajó el número de viviendas (de 15.000 a 10.500) quedando sólo un 20% de vivienda protegida y un 10% para el uso social que hubiese querido el ayuntamiento. Aquí hubo una gran oportunidad perdida de haber exigido no un menor número de viviendas como se hizo, sino de aumentar drásticamente la vivienda social en manos del Ayuntamiento a un coste muy bajo o incluso nulo y empezar un movimiento al estilo de Viena (aunque a menor escala).

En Barcelona fue alcaldesa entre 2015 y 2023 una activista de temas de vivienda. Ada Colau fundadora del partido “Barcelona en Comú” tras haber sido presidenta de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Aunque llegó a pactar que el 30% con la oposición de las promociones de nueva vivienda fueran de VPO eso está muy lejos del modelo de Viena. Esta medida sólo aportó 52 viviendas sociales en cuatro años, completamente insuficiente para aportar algo al saturado mercado barcelonés. Si es cierto que en Barcelona ampliar la ciudad es algo más complicado por la geografía que en Madrid.

El modelo vienés en peligro

El modelo de vivienda de Viena no es fácil. Requiere un esfuerzo tremendo de gestión por parte del ayuntamiento y un gran esfuerzo fiscal que hay que quitar de otros temas. En su momento las primeras viviendas se hicieron a base de gravar el champán, los burdeles, las carreras de caballos y los autos. Hoy en día los ayuntamientos no tienen esa libertad fiscal, y menos en España. Pero si tienen presupuestos que dedican a temas que no reportan un beneficio social como es el de la vivienda. Además existen las Comunidades Autónomas que tampoco hacen un gran esfuerzo en vivienda como debiera ser necesario.

La gestión tampoco es baladí. En el caso de Viena estamos hablando de miles de edificios que necesitan ser mantenidos, limpiados y renovados. También de decenas de miles de inquilinos. Además para construir hay que hacer planes urbanísticos, recalificar terrenos, proporcionar una infraestructura básica. No es algo que se pueda hacer de un día para otro. Pero si es posible, y ya hemos comentado la gran oportunidad pérdida que hubo en Madrid de ir hacia ese modelo.

El modelo vienés está amenazado. Aunque el ayuntamiento de la ciudad de Viena  no para de construir nueva vivienda social, la población crece a más ritmo. El tiempo dirá si Viena es capaz de mantener su modelo de vivienda asequible a futuro. No obstante, aunque dejaran de construir vivienda pública o bajara la proporción de vivienda pública en Viena, habría que reconocerles un éxito. Porque al pagar una renta los residentes todos los meses hay una inercia difícil de parar. Uno puede apagar los motores de un transatlántico a base de dejar de echarle combustible a las calderas, pero el barco se seguirá moviendo bastantes millas náuticas.

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