En concreto, la concesión de créditos continuó con la tendencia a la baja iniciada hace más de tres años y se hundió un 29 % respecto al mismo mes de 2012. Del mismo modo, el importe medio de las hipotecas sobre viviendas cayó un 5,4 % respecto al año anterior, situándose en 96.400 euros, tal y como podemos observar en la imagen de abajo.
Hasta aquí, todo normal teniendo en cuenta la coyuntura económica. Donde sí se observa una subida es en el tipo de interés medio que las entidades financieras aplicaron a los préstamos hipotecarios, que fue del 4,58 % en mayo. Este interés es el más alto en al menos un año pese a que tanto el euríbor como los tipos oficiales del Banco Central Europeo (BCE) están en mínimos: 0,484 % y 0,5 %, respectivamente.
La explicación a esta situación la encontramos en los altos diferenciales que las entidades financieras están aplicando a sus créditos hipotecarios debido a la incertidumbre reinante sobre la situación económica. Esto nos lleva a pensar que la crisis hipotecaria aún se encuentra en una fase temprana de su existencia, ya que la bomba de relojería hipotecaria que los bancos están volviendo a crear con estos diferenciales tan altos tendrá consecuencias nefastas sobre los bolsillos de muchos de los ciudadanos que hoy se están hipotecando asumiendo un diferencial tan alto respecto al euríbor.
En definitiva, se están concediendo menos hipotecas, por menor importe y mucho más caras. Tras unos años de bonanza económica y de barra libre para todos, bancos y cajas de ahorro han cortado por lo sano el crédito hipotecario y complicado el acceso al mismo a la clase media en un intento de frenar la morosidad y de sanear sus balances.
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