La política monetaria en su propio laberinto


La revista británica The Economist trae un interesante artículo que toma varios de los alcances macroeconómicos de los cuales hemos hablado aquí en El Blog Salmón. El artículo, parte de esta manera:
En el mundo que existía antes de la crisis financiera, los banqueros centrales vivían la gloria de su éxito. Habían logrado derrotar a la inflación y dominar el ciclo económico. Y habían desarrollado un poderoso consenso intelectual sobre la forma de hacer su trabajo: establecer a la política monetaria como el eje de la actividad económica con la herramienta de la tasa de interés, cuyo objetivo era la estabilidad de precios.

El funcionamiento de esta formula minimalista requería entregarse ciegamente a los postulados del laissez-faire, a las leyes del mercado. Sólo un mercado que se autorregulara a sí mismo ofrecía la pócima mágica del equilibrio duradero, del crecimiento, del pleno empleo y la estabilidad económica. Para ello, había que saber beber el elíxir monetarista, pues solo la estabilidad de precios permitía el cumplimiento de los tres puntos anteriores.

La crisis financiera que hoy invade al mundo ha demostrado el engaño: no hubo un crecimiento duradero, ni pleno empleo, ni menos estabilidad económica. Y quienes aseguraron que tenían las recetas para manejar los ciclos económicos han provocado la mayor crisis desde aquella de 1929. La deflación se ha convertido en un enemigo más peligroso que la inflación, y con tasas de interés en o cerca de cero en la mayoría de los países. Más aún, la política monetaria no sólo se ha quedado sin un objetivo que cumplir (atacar la inflación), sino además sin la herramienta para operar en el sistema: la tasa de interés está en cero.

Ahora los bancos centrales intentan revertir el daño en una carrera que es tan loca como suicida. Y de actuar como árbitros del sistema, han debido convertirse en los únicos prestamistas y con intereses tan bajos como en los que ha quedado su reputación. Después del colapso, y cuando se comienzan a recoger los escombros, los bancos centrales se acercan a la gente y ofrecen ayuda. Dado que aún queda mucha crisis por delante tarde o temprano se recurrirá a ellos. Por ahora, ya el FMI se aseguró la meta de un estímulo del 2% del PIB de los países G20 para combatir la crisis. ¿Será suficiente? No lo creo. Todo esto no es más que money for nothing, dinero por nada.

Más información | The Economist: The monetary-policy maze
En El Blog Salmón | La locura sistémica del corto plazo, La culpa es de los Bancos Centrales, El notable abandono de los bancos centrales
Imagen | Daquella manera

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