El Reino Unido se enfrenta a su peor crisis financiera en cien años, superando incluso a la Gran Depresión de los años 30, según declaró en una conferencia extraordinaria, el Secretario de Estado para la Infancia Ed Balls. Los efectos de esta crisis se podrán sentir de 10 a 15 años a partir de ahora, dijo el ex asesor económico de la Tesorería, agregando que “Esto se está convirtiendo en la más grave recesión en 100 años, estoy seguro”
Balls advirtió que los acontecimientos se desplazan a una “velocidad, ritmo y ferocidad nunca vistos” y los bancos están perdiendo dinero en efectivo en una “escala que nadie creía posible”. “La economía se verá complicada por los próximos cinco años, los próximos 10 y hasta los próximos 15 años, porque estamos ante una crisis sistémica que va a cambiar el panorama político y económico del mundo”.
A su vez, el Canciller Alistair Darling, admitió que la economía mundial enfrenta los tiempos más tormentosos en generaciones, y que su plan para apuntalar las finanzas del Reino Unido incluye “medidas para asegurarse contra pérdidas extremas”, así como llevar a cabo la separación de activos en “vehículos financieros paralelos”. Las cifras de desempleo han aumentado raudamente y se espera que sigan creciendo hasta el último trimestre del año.
Balls, reconoció que el Gobierno debe compartir parte de la culpa por no tener una forma adecuada para el control de los bancos: “La gente tiene toda la razón al decir que la regulación financiera era sumamente débil en Gran Bretaña y en todo el mundo; los reguladores entendieron mal su trabajo y no vieron la naturaleza de los riesgos que ejecutaban las instituciones financieras”.
Para Alistair Darling, la actual crisis es el resultado de las malas decisiones de los bancos internacionales, quienes alentados por las bajas tasas de interés “asumieron riesgos excesivos, y a medida que se dieron cuenta que estaban expuestos a las pérdidas de los demás, cortaron el suministro de crédito a la economía mundial, y esto ha derivado en una recesión de enormes magnitudes”.
Lo cierto es que si alguno de los organismos internacionales, como el FMI o el Banco Mundial, hubieran dado una voz de alerta al primer pinchazo, en agosto de 2007, la actual crisis habría podido tener una “demolición controlada”, y no a la velocidad y con el estruendo feroz que se ha desatado. La lentitud con que han reaccionado tanto los gobiernos como los organismos internacionales para dimensionar la gravedad de la situación, la ceguera de grupos políticos y económicos que hasta octubre negaban la crisis, está pasando una cuenta al planeta que crece segundo a segundo. Al igual que en 1929, todos esperaban que el mercado se autorregulara solo. Ahora volvemos a comprobar que aquello es sólo parte de un mito.
Más información | The Independent
Imagen | ktylerconk