Las Tecnologías de la Información (TIC) han traído grandes avances tanto al mundo empresarial, así como a la sociedad. Permitiendo entre otras cuestiones interactuar con otros compañeros, acceder a la información empresarial, comunicarse con clientes y proveedores, realizar tareas por control ‘remoto’, sin la necesidad de permanecer físicamente en el lugar de trabajo.
En la medida que ciertas restricciones tecnológicas y organizacionales se han ido superando, el número de personas que teletrabajan en el mundo ha ido creciendo de manera explosiva. A pesar de ello, hoy aquí queremos poner de manifiesto las restricciones de carácter cultural que el empresariado español pone encima de la mesa, para que una gran cantidad de personas que podría teletrabajar, finalmente no lo consiga.
De hecho, muchas empresas, organizaciones e instituciones de nuestro país no lo permiten, ¿porqué no? Pues la respuesta es sorprendentemente sencilla, por una cuestión cultural. Por algún motivo, el empresario ‘made in Spain’ ha crecido en un entorno, en el que por lo general, se valoraba y se valora mucho el que los trabajadores permanezcan muchas horas en su puesto de trabajo, cuestión que no lleva a un incremento del volumen de trabajo, ni mucho menos de la productividad, en muchos casos dilatando tareas que consumen menos tiempo.
El teletrabajo presenta grandes beneficios a la sociedad, como por ejemplo el poder hacer más llevaderas ciertas obligaciones familiares, o simplemente incrementar nuestra calidad de vida desempeñando nuestras obligaciones profesionales desde un lugar de residencia más cómodo para nosotros, por reunir ciertos condicionantes subjetivos que aumentan nuestro bienestar.
Los dos principales inconvenientes que han mostrado los empresarios y ‘jefes’ en contra de la implementación del teletrabajo en sus equipos son:
- Posible relajación de los trabajadores, que les llevarían a producir menos al no sentir la presión de la oficina
- Carencias de las ‘conference’ para el desarrollo de trabajos en equipo
Respecto a lo primero, los motivos no son ni mucho menos fundados, porque creo que las empresas pueden apreciar ciertos elementos objetivos como para evaluar si efectivamente se produce una merma en el rendimiento de sus trabajadores. Y respecto a lo segundo, hoy en día existen modelos muy avanzados para permitir una comunicación ‘real’, sin necesidad de permanecer en el puesto de trabajo.
Como podrán comprobar lo que se pierde es muy poco y mucho lo que se gana en cuanto a bienestar social, ¿porqué no se hace? Compartirán conmigo que es una cuestión meramente cultural.
En El Blog Salmón | Teletrabajo, ¿será este año el despegue?
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