Pues bien, en el mundo empresarial también existe el tabú, pero como somos chicos prácticos, civilizados y occidentales, hacemos uso de la neolengua empresarial para nombrar lo innombrable. Y es que no queda otro, ya que por mucho tabú que constituya, determinadas acciones, determinados puestos, determinadas funciones, deben ser desempeñadas. Este es el caso de las dos palabras que nos ocupan.
Me refiero a los términos vendedor y comercial, así como todas sus derivadas. Sin entrar en los motivos por los que la sociedad española desprecia estos nombres, estas funciones, que daría para otro (millar de) post(s) es todo un hecho. Cierro los ojos y casi puedo visualizarlo. Ese chico, ingeniero, que sienta a sus padres en el sofá y les dice que tiene que contarles algo muy serio. ¿Drogas?, ¿zoofilia?, ¿hincha del Atlético? No, que se ha hecho comercial. De una empresa de ingeniería, pero comercial. Dios, ¿cómo podrán explicárselo al resto de la familia?, ¿en qué han fallado como padres?
Se que exagero, pero sólo un poquito. Estoy harto de ver ofertas de prensa donde los comerciales, los vendedores no aparecen. En su lugar están los asesores, los ejecutivos de cuentas, los gerentes, los gestores, etc...y toda la misma jerigonza en inglés. Los comerciales ni nombrar,los vendedores no existen. Los productos y servicios se facturan solos, a demanda parece ser.
He pensado en todo esto al leer dos posts, uno en La Pastilla Roja y otro en Monreal, dos blogs que sigo asiduamente. En ambos se glosa la figura del tendero, de la vuelta a la sencillez. Pero es que el Tendero es un comercial, el comercial primigenio, el orígen de todo este tinglado. Cuando José Cerdán, fundador de Ei-Systems dice que el es un tendero, lo que esta diciendo en el fondo que es un comercial, un vendedor. Cuando David describe perfectamente la magia de esa librería lo que hace es redescubrir la esencia de lo comercial. Esa que supone una implicación personal, un conocimiento del cliente en un plano superior al mejor CRM, un algo que hace que la empresa pueda anticiparse a los deseos de sus clientes, que logra que estos vean más allá del mero precio y que establece una relación satisfactoria y duradera. Eso es un comercial.
Otro día, si os apetece, hablamos de porque los puestos comerciales tiene esta lamentable concepción social en España. Hoy me limito a reclamar la necesidad de un Día del Orgullo Comercial (una versión del Macho Man de Village People, con un estribillo a los Sales, sales, man podría ser el himno)