Y es que por otra parte empieza a sumar uno tarjetas y en vez de llevar cartera acaba llevando un archivador AZ. La del centro comercial, la de dos o tres gasolineras, la del brico-centro, la del difunto videoclub, la del supermercado del mueble, la del AVE, la de Iberia, la del VIPS... Y eso sin contar las todo-terreno, que te permiten acumular puntos en múltiples establecimientos para conseguir descuentos en viajes y similares. Que no, oiga, que no puedo con tanta. La del AVE y vamos que chutamos. Pero es que además de la información que proporcionamos sobre hábitos de consumo (pueden saber qué días compras, a qué horas, qué marcas de café prefieres y prefiero no abundar en lo que saben sobre hábitos de higiene y salud) y el engorro de tener que acarrear una docena de tarjetas, hay otro aspecto que me resulta especialmente molesto, y es la alegría con la que las grandes compañías bordean peligrosamente la normativa relativa a protección de datos de caracter personal, aunque típicamente sin traspasarla.
Hoy por ejemplo, sin mi consentimiento, una señorita de un gran centro comercial (si, ese castizo que empezó vendiendo ropa y ahora tiene muchos de los grandes edificios del centro de Madrid o Sevilla) tras constatar que yo no tenía su nueva y flamante tarjeta de puntos, ha tecleado los dígitos de mi DNI en su terminal (se lo había dado para pagar con tarjeta) y me ha sacado una puñetera tarjeta de puntitos. Cuando la he recriminado por ello, me ha asegurado que la tarjeta no lleva mis datos. Y es que claro, si usas un DNI pero no lo asocias a un nombre y apellidos...¿Es un dato de caracter personal o se puede considerar que el fichero electrónico está disociado?
Y claro, si se salen con la suya en esto, cruzar datos con otros ficheros para los que sí hayas dado tu consentimiento, como financiaciones, tarjetas de crédito, envíos a domicilio o demás productos que hayas contratado a lo largo de tu vida con esta entidad, pues como que está tirado, aunque tú no hayas dado tu consentimiento para ese uso concreto.
Así que señores del data-mining: está muy bien que quieran conocer más de nosotros sus consumidores para vender más y mejor. Pero no abusen ni nos toquen las narices por el camino, hombres, que no es de lo que se trata, creo yo.
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