Un lector nos recomendaba comentar esta entrada de El valor del dinero. En ella, Miquel Roig arrancaba su exposición citando parte de la letra de un tema de Andrés Calamaro, Alta Suciedad: “Señor banquero, devuélvame el dinero. Por ahora es lo único que quiero…”. Le sirve para ilustrar la aparente paradoja de como los Bancos, que presuntamente están recibiendo ingentes cantidades de dinero público, no están trasladando dicha liquidez a las familias y empresas. Es más, en algunos casos ese dinero, proveniente en muchas ocasiones del BCE, acaba otra vez en la misma institución.
No creo que ninguno de los lectores habituales de El Blog Salmón se extrañe. Ya hace tiempo comentamos las dificultades de trasladar esa liquidez a las economías domésticas. Así, en el caso español era evidente que la forma en la que estaba instrumentado ese supuesto plan de ayuda no tenía esa finalidad, y todo ello por mucho que ahora se rasguen las vestiduras nuestros políticos. Es curioso como el mismo Ministro-experto-en-crisis que nos decía en su momento que no es labor del gobierno decir a los bancos como gestionar sus carteras, ahora va e insta a bancos y cajas a convertir “cuanto antes” en crédito las inyecciones de liquidez que reciban gracias al Estado. ¿Qué nos hemos perdido?
Estaba claro que algunas entidades financieras iban a aprovechar para tapar agujeros y otros para atesorar ante la que se venía encima,propiciada por la competencia desleal de entidades recapitalizadas por sus Estados. Esa era la finalidad del dinero. Lo que ocurre es que el Gobierno, el mismo que hace tiempo dijo en sede parlamentaria que no esperásemos más medidas para luego arrancar con toda una batería de ellas, se encuentra con que en la calle la gente presiona. Hay un sentimiento de que se ha cerrado el grifo crediticio, a pesar de lo que algunos datos parecen apuntar. En mi opinión lo que ha habido es una revisión de los estándares crediticios. Y, efectivamente hay quien se ha quedado fuera cuando antes estaba dentro. Y eso incluye sectores enteros. Pero se sigue financiando a quien esta dentro los nuevos.
Una de las posibles soluciones que apuntábamos, si se quiere dirigir la financiación hacia esos sectores, hacia esas familias, es articular esas inyecciones de capital a través de lineas ICO. El Gobierno ya esta en ello así como en la labor de adecuar los préstamos ya concedidos a la realidad vigente. Pero, ampliando aquella idea que señalaba, he de decir que esta medida no es la panacea para esos sectores.
Y es que a aquellos corifeos que dicen que se preguntan los motivos de la Banca para no prestar el dinero del que ahora disponen habría que responderles con una sonrisa. Si, se ha hecho llegar dinero a la Banca. Y si, se le puede hacer llegar dinero finalista. Pero en la inmensa mayoría de los casos, y especialmente en el español, son préstamos. Es decir, han de devolverlos. Eso es evidente en la mayoría de las lineas ICO propuestas. Es decir, el Estado da dinero a los Bancos para prestarlo a las empresas en unas condiciones X, pero el Banco asume el riesgo de impago. El Estado ha de cobrar siempre. Esta claro que para eso están los Bancos, para asumir y gestionar riesgos, pero también para denegar aquellos que estiman que no son viables. Resulta curioso que se critique a la Banca por prestar dinero y por no prestarlo.
Puede que haya gente que no crea en el criterio de riesgo de los bancos y proponga que el Gobierno articule nuevas vías de distribución de esos créditos. Sinceramente, y a pesar de los errores cometidos, me fío más del criterio de riesgo de la Banca que del de las Instituciones Públicas. No creo que el modelo norteamericano en materia de financiación haya sido un ejemplo ni el pasado ni en el presente.