A estas alturas nadie puede negar que el sistema financiero se ha convertido en un gigantesco casino. Un gran salón de apuestas a la caza del dinero fácil donde no ha importado lo que ocurra realmente con la economía del mundo. Durante los últimos diez años muchos apostaron al desplome. ¿Cómo puede tener éxito una economía cuando los grandes bancos y los llamados inversores apuestan en contra de ella?
Un análisis publicado por The Wall Street Journal, revela cómo 13 miembros del Congreso estadounidense (ellos o sus cónyuges) se dedicaron a apostar en el mercado hipotecario empaquetando los bonos basura (catalogados con triple A) y asegurándolos con los swaps de incumplimiento crediticio. Y cada vez son más los casos que van saliendo a la luz, como el de Jeff Greene, que apostó cientos de millones de dólares en contra del mercado inmobiliario, de acuerdo a este reportaje de Ed Morrisey. Pero el caso más emblemático es el de Goldman Sachs.
Goldman Sachs apostó directamente en contra de sus propios clientes, y lo que hizo fue bastante simple. Si estas operaciones fueron legales o ilegales, está siendo actualmente investigado por la SEC, en una demanda que ha pasado de lo civil a lo criminal. En todo caso, su funcionamiento siguió cuatro pasos fundamentales:
En primer lugar, Goldman Sachs vendió los valores relacionados con las hipotecas subprime a sus mejores clientes (bancos europeos) a precios altamente elevados (catalogados con triple A). Luego Goldman Sachs apostó contra esos mismos valores por la vía que le permitían los swaps de incumplimiento crediticio, quedándose ellos como beneficiarios y sin avisar de esta operación a los bancos europeos.
Como Goldman Sachs supo extender masivamente su red de contactos e influencias desde Wall Street al gobierno, sus ejecutivos podían trabajar un día en Wall Street y al siguiente en el gobierno, como son los casos de Robert Rubin, Henry Paulson o Timothy Geithner. De esta manera Goldman se aseguraba de canalizar las decisiones que debía tomar el propio gobierno o la Fed. En el fondo, Goldman Sachs lo gobernaba todo.
Así fue como Goldman Sachs aseguró el rescate de entidades como AIG (con 180.000 millones de dólares), en los cuales había hecho las apuestas. Una vez que la crisis estalló masivamente, con la caída de Lehman Brothers, se hizo urgente un plan de rescate para evitar la caída de los bancos demasiado grandes para caer. Se armó el paquete de ayuda, y Goldman Sachs resultó el inmediato ganador al cobrar el seguro que había tomado con AIG. Por eso que el 2009 fue el año más exitoso para Goldman, al mostrar ganancias por 80.000 millones de dólares. Curiosamente, nadie manifestó sospechas por ese tan abultado nivel de utilidades mientras la economía mundial se desplomaba.
Como puede ver, cuando un gigante financiero del tamaño de Goldman Sachs apuesta a que algo va a suceder, lo más probable es que suceda. De acuerdo a lo que señala esta nota The New York Times, Morgan Stanley y Deutsche Bank también hicieron este tipo de apuestas, pero en montos mucho más reducidos. Como siempre, (es decir, tardíamente) las autoridades del Banco Central Europeo han descubierto los peligros de la especulación financiera, y ha lanzado un fuerte paquete para contrarrestarla. Habrá que ver si ese paquete es lo suficientemente fuerte para controlar la pandemia financiera, vivida esta última semana.
En El Blog Salmón | A propósito de los especuladores y el gana-gana de la banca, ¿Qué son los Credit Default Swaps?
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