Está en boca de todos. El escándalo de Gowex, con cuentas falseadas durante una década y miles de pequeños inversores estafados, ha puesto en el ojo del huracán al Mercado Alternativo Bursátil (MAB). El llamado 'mercado de las pymes' vive su momento más complicado. La desconfianza se instaló, ante la falta de control en un caso como el de Jenaro García.
En estos últimos días, ha vuelto a cuestionarse los criterios de admisión del MAB y los sistemas de control a la hora de aceptar la entrada de empresas a cotizar. El caso de Facephi, una empresa que facturó el año pasado apenas 8.000 euros y su supuesto 'valor' en el mercado es de algo más de 21 millones de euros, ha contribuido, sin duda, a ello. Una información de El País enseñó algunas de las sombras que también han sido señaladas por Hemerotek.
Muchas voces en las últimas semanas han lamentado esa laxitud en las exigencias a las pequeñas empresas que acaban accediendo a la cotización bursátil. De hecho, el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, avanzaba el pasado viernes la introducción de "modificaciones legales" para mejorar su regulación.
Las cifras
De lo que no se suele hablar es del dinero que se genera por el solo hecho de la cotización de las empresas en el mercado. Poco se han mencionado los ingresos que se producen tanto para Bolsas y Mercados Españoles (BME) como para los distintos actores que participan en el proceso.
Desde el alta y la baja de los valores, hasta el registro de entidades participantes o de asesores oficiales, encargados de que toda la documentación esté en regla, pasando por las distintas operaciones liquidadas al día en cada una de las empresas cotizadas. Todo ello es objeto de una tarifa por parte del MAB (se pueden consultar todas las vigentes en la web oficial) y, como es de esperar, ésta será repercutida a los clientes en casos como el de los asesores registrados (hay un total de 26 y BME le exige a cada uno 12.000 euros al año).
Esto no es una excepción. Todos los mercados bursátiles tienen sus tarifas. El beneficio económico para muchas de las partes del proceso es lógico. Nadie lo puede poner en duda. Ni tampoco la utilidad de un mercado alternativo que permite acceder a la financiación a pymes que no podrían cumplir los exigentes requisitos del mercado continuo. Pero, es probable que estas importantes cifras económicas sí sean un argumento de peso para los que siguen pensando que el MAB ha levantado la mano en exceso con el fin último de poblar su parqué de empresas que coticen.
Más control
Es, cuando menos, llamativo que una empresa que no tiene clientes, ni tampoco patentes y que apenas tiene facturación, como le ocurre a Facephi, pueda tener la 'luz verde' del regulador para cotizar en el mercado y arrancar con una valoración de 12,2 millones de euros (hoy esa valoración está en los 21 millones de euros).
Abrir la mano en exceso y bajar el listón en los controles es un disparo en el pie del MAB. Cuatro de las cotizadas anunciaron tras el estallido del 'caso Gowex' su intención de abandonarlo. Ser menos exigentes no hará más que incrementar la desconfianza y las posibilidades de que se repitan nuevos casos. El objetivo de dar la opción a las pymes de financiarse al margen del sector financiero tradicional es loable. Pero no a cualquier precio.
En El Blog Salmón | La herida al MAB tras el 'caso Gowex' será difícil de cicatrizar, Bodaclick cierra, otro fracaso en el MAB Imagen | Rahego