Los conflictos armados acarrean inevitablemente efectos económicos sobre los países que intervienen, y el conflicto que se está desarrollando en Libia no iba a ser menos. Antes de comenzar mi reflexión quiero dejar claro de entrada que considero oportuna la intervención militar española en los términos en los que se especifica en la resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del año 1973, puesto que ante todo debe protegerse a la población civil ante la potencial vulneración de los derechos humanos.
Dejado esta cuestión clara, dicha intervención tiene aparejadas importantes connotaciones económicas para la economía española. Desde que el pasado sábado diese comienzo la operación denominada ‘Odisea del amanecer’, nuestro gobierno ha dado orden de movilizar a personal militar, aviones, submarinos y a una fragata, en una operación que en su primera fase costará a las arcas públicas españolas alrededor de unos 20 millones de euros.
Al margen del primer objetivo, o al menos el que debiera serlo, que es la protección de la problación civil libia, existen importantes empresas españolas como Repsol, y otras tantas que directa o indirectamente viven del petróleo y del gas (fuentes de energía), en las que España se juega un volumen de negocio nada despreciable, dependiendo por tanto de la resolución de este conflicto bélico su abastecimiento energético y también su impulso económico, al afectar a las relaciones económicas con los países mediterráneos.
Desde el punto de vista económico la intervención está justificada por dos razones fundamentalmente:
- Garantizar la seguridad jurídica y la viabilidad de las operaciones de las inversiones españoles
- La consecución del un clima de consenso con el resto de países mediterráneos
Estos dos elementos son imprescindibles para el desarrollo de los negocios, y por tanto España debe defenderlos por su posición geográfica, la consolidación de su papel clave como la puerta europea a los negocios con los países del norte de África, y la protección de nuestro abastecimiento energético, aunque eso sí, como poco tendremos que pagar 20 millones de euros para cubrirnos de los riesgos comentados.
En El Blog Salmón | Las turbulencias en Libia y su impacto petrolero
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