Ya lo decíamos hace unos días: no es lo mismo una crisis de solvencia que una crisis de liquidez. La primera es mucho más grave que la segunda. Lo cual no quiere decir que debamos perder de vista la evolución de los problemas de liquidez en el mercado financiero y sus posibles repercusiones.
Y es que el mercado interbancario sigue complicado. Las entidades financieras, ante la que está cayendo, han cerrado el grifo a los préstamos a otras entidades, por un lado ante el temor de que vayan a tener problemas para devolverles esos créditos y por otro ante la previsión de problemas propios de liquidez (uno sólo presta si le sobra, pero si lo necesita para sí mismo...). Y esa reducción en la oferta de liquidez está poniendo en aprietos a las empresas que más necesitadas están. Como muestra, la curva de intereses del mercado interbancario a distintos plazos, varias décimas por encima del precio oficial del dinero. Esto significa que los bancos sólo están dispuestos a prestar a otros bancos a cambio de una prima de riesgo superior y, desde el lado de la demanda, que los bancos acuciados por problemas de liquidez están dispuestos a pagar lo que sea para superar el bache.
¿Y a dónde nos conducirá esto? Es difícil pensar que a colapsos irresolubles en ninguna entidad (ya se encargará el Banco de España de evitarlo como haga falta), pero sí es posible que asistamos a los intentos por parte de las entidades de conseguir dinero por otros medios: si otros bancos no pueden o quieren prestarles, tendrán que buscar otras alternativas... parece que se avecinan buenos tiempos para productos de pasivo.
Vía | Cotizalia