Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), las ausencias al trabajo por enfermedad, accidente o incapacidad temporal se han situado en el 2,2% del total de los ocupados en España, lo que supone que cada semana faltan a su trabajo 400.000 personas en todo el país.
Si analizamos los datos por sectores, vemos cómo en el sector público se falta más que en el privado. En concreto, el porcentaje en el primero es del 2,95%, frente al 2,28% del segundo. De este modo, volvemos a niveles de absentismo que no se veían desde 2010 entre el gremio de funcionarios.
Y es que fue precisamente en 2010 cuando el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llevó a cabo los mayores recortes sociales de la democracia. El sector público fue de los más afectados con rebajas salariales y supresión de la paga extra, así como la reducción de sus días libres por asuntos personales (los llamados "moscosos").
Ante este giro radical, la tendencia a faltar temporalmente al trabajo se redujo exponencialmente en todas las empresas españolas, pero parece que una vez que se va recuperando parte del terreno perdido, la tendencia sigue su curso.
¿Hay solución?
Las cifras hablan por sí solas. En el último trimestre del año pasado, el absentismo laboral se incrementó en nuestro país un 39% después de seis años consecutivos de caídas. La Asociación para la Racionalización de los Horarios en España (ARHOE) calcula que el absentismo cuesta 8.000 millones al año a las empresas españolas y la Seguridad Social, lo que supone un 5% del PIB.
De hecho, un informe de Adecco señala que España es el país europeo en el que se pierden más días por baja laboral (10,7 de media, según los datos del año pasado). Precisamente, este mismo informe precisó que se ha perdido "el efecto crisis" a la hora de coger una baja por enfermedad, es decir, el miedo a ser despedidos.
El Gobierno había propuesto ya un endurecimiento al control del absentismo laboral, pero parece que las prisas por convocar elecciones y aprobar presupuestos han dejado las ideas en nada. Ante este panorama, ¿cuál es la solución? A parte de elaborar unas tablas con la duración media de las bajas como proponía el Ejecutivo.
Desde ARHOE creen que la culpa de este mal la tienen las dilatadas jornadas laborales que tenemos en España, ¿pero daría resultado reducirlas? ¿Faltaríamos menos al trabajo si pudiéramos salir antes? ¿O necesitamos que nos cronometren para no salirnos del redil? La solución no parece nada fácil...