En los tiempos de progreso exponencial que vivimos, no hay sector o empresa que pueda considerarse a salvo de la vorágine de innovación que nos lleva de salto tecnológico en salto tecnológico, con una velocidad de crucero que está dejando obsoletos modelos de negocio (e incluso modelos de sociedad) de la noche a la mañana. Incluso es un tema recurrente hoy en día también en el mundo de la cultura.
El sector que está ahora amenazado de ver temblar sus mismísimos cimientos ante la innovación que se cierne, resulta ser el mismo sector que más ha hecho de catalizador en la adopción de las nuevas tecnologías en nuestras socioeconomías: son las propias operadoras de telecomunicaciones.
Porque ya hay en camino disruptoras iniciativas que prometen con alumbrar una nueva generación de redes móviles descentralizadas, en las que se empodera definitivamente a los usuarios, y la red pasa a ser una mera utility provista por la comunidad. Y sí, en el corazón de la relación entre ambos grupos está Blockchain y el mundo cripto.
El apellido cripto no debe sorprendernos en absoluto
Como ya saben los asiduos de estas líneas, desde aquí siempre pronosticamos el pinchazo de la criptoburbuja que tan llena de efervescente especulación subió como la espuma, para luego acabar pinchando. Pero igualmente, también saben que siempre les hemos dicho que lo cripto había venido para quedarse, y que aquella burbuja no era más que un proceso siempre presente cada vez que llega una nueva ola disruptiva masiva como la criptoeconomía.
Así que nosotros nos hemos limitado a escribirles el futuro con criptotokens, pero sin poder asegurarles cuáles de esos tokens eran los que iban a sobrevivir a largo plazo, o siquiera si el token dominante en nuestro criptofuturo socioeconómico todavía ni siquiera podría estar desarrollado. Pero, como criptoentusiastas que somos desde aquí, siempre hemos mantenido viva la llama más cripto, y de hecho les hemos traído recientemente interesantes artículos.
Con todo ello, no se sorprendan ahora por ver cómo lo cripto sigue su inexorable curso, y va calando hondo en todas las hebras de nuestro tejido socioeconómico: no sólo era lo previsible, sino que además es lo deseable con una tecnología que sigue teniendo grandes ventajas, y que está llamada a transformar nuestro mundo tal y como lo conocemos. Si ese cambio es para mejor o para peor, es ya algo que depende de cómo nosotros modelemos ese futuro con la ayuda de la nueva criptoherramienta.
Los sectores van cayendo inevitablemente en tener que reinventarse: ahora les toca a las operadoras
Primero fueron los fabricantes de telecomunicaciones, según les contamos en el post "Facebook quiere convertir a las Telecomunicaciones en una commodity, pero no como tú te piensas", que analizaba la próxima llegada de equipos de telecomunicaciones de nueva generación. Éstos van a estar basados en el trabajo colaborativo y en código abierto. Las operadoras se frotaron las manos previendo una caída de sus costes de adquisición de infraestructuras, y esperando una revolución en nuevas funcionalidades que, gracias a la comunidad, prometían acelerar considerablemente su velocidad de desarrollo y llegada al mercado.
Pero paradójicamente, aquellas operadoras que se frotaron las manos ante lo prometedor de la “comoditización” de sus principales proveedores, ven hoy cómo el turno de la disrupción ha corrido, y ahora les toca a ellas enfrentarse al fin del que ha sido su principal modelo de negocio en las últimas décadas. Ciertos aspectos de este cambio se veían venir desde hace ya varios años, y de hecho ya les hemos analizado cuáles debían ser algunas líneas maestras de la estrategia de las operadoras en el largo plazo.
Una de las estrategias de éxito que propusimos entonces era, por ejemplo, dejar de ver meros clientes en una base de datos, y pasar a ver usuarios hiperconectados. El matiz que se esconde tras esa simple diferencia conceptual ya era una clara llamada a convertirse en proveedores de servicios innovadores, algo que, con el tema de hoy, se prueba como el futuro que ya está llegando. Yendo un paso más allá en prestaciones e innovación frente a opciones anteriores de despliegues de redes móviles caseras con tecnologías ya obsoletas, esta nueva disrupción tecnológica que viene ahora ya no les obliga a las operadoras ir poniendo un pie en otro modelo de negocio: les fuerza directamente a tener que dar el salto, y más les vale que no sea al vacío, sino a otro modelo de más futuro.
Helium: el prometedor germen de las futuras redes móviles de telecomunicaciones descentralizadas
Con Blockchain por bandera, y según sus propias palabras, Helium es esa prometedora iniciativa que se propone desbancar a las otrora todopoderosas operadoras, y descentralizar las redes móviles, para entregar el poder del acceso a internet a los ciudadanos. Uno de los principales motores de la iniciativa, y que se vería crucialmente beneficiado por avances en este sentido, es la Internet de las Cosas (IoT o "Internet of Things" en inglés).
Debemos recordar que esa IoT que hoy por hoy está en boca de todos, supone conectar (casi) todo electrodoméstico, sensor, o cualquier tipo de dispositivo en general, a internet, poniendo su información y su capacidad de operación sobre el mundo real a disposición del público en general. Uno de los casos de uso por excelencia de la Internet de las Cosas, además de su reto más importante, son las ciudades inteligentes o smart cities, y cómo todos los servicios que surgirán alrededor de ellas mejorarán sustancialmente la calidad de vida de todos los ciudadanos (en realidad, el "todos" depende ya más bien de cómo de bien hagamos la implantación).
Helium fue fundada en 2013 por Shawn Fanning, Amir Haleem y Sean Carey, pero lo que en sus inicios fue lógicamente una andadura (casi) en solitario, pronto se forjó a base de la ambición más colaborativa y de la comunidad con la que se concibió la disruptora iniciativa. El reto para la comunidad era doblemente desafiante, puesto que unos equipos y redes de telecomunicaciones especialmente complejos, y que implicaban un amplio especto de diferentes sub-disciplinas muy técnicas, requerían una amplia colaboración de muchos especialistas en diferentes áreas, y organizados en equipos multi-disciplinares.
Es cierto que Helium ahora ya cuenta con el respaldo de reconocidos jugadores del ecosistema más techie y de startups, pero ello no resta ni un ápice de mérito a la trasgresora iniciativa. Helium es otra demostración de que la fuerza de la comunidad es capaz de lograr cosas increíbles, y estoy convencido que todavía veremos cómo la comunidad va incluso mucho más allá.
Y no podemos dejar de mencionar que algunas de las ventajas que lleva Helium de serie ya son publicitadas por las operadoras como el futuro que traen ellas con el famoso 5G, o redes móviles de quinta generación. Es cierto que, en este sentido, hay muchas expectativas puestas en esta tecnología 5G pero, a diferencia de Helium, hoy por hoy el 5G es todavía un futurible, al que aún le queda lo suyo para llegar al mercado. Además, aunque 5G promete rebajar también significativamente los costes de conectividad para los dispositivos inteligentes, lo cierto es que esos costes muy probablemente seguirán siendo sensiblemente superiores a los de Helium.
Por que tengan una aproximación, tomando como referencia el protocolo NB-IoT (Narrow Band o banda estrecha, ideal para IoT y sus sensores que requieren poco ancho de banda), los costes estimados de conectividad se sitúan en el entorno de los 6$ anuales por dispositivo. Puede no parecer un coste demasiado alto, pero si nos ponemos en un contexto de redes IoT masivas con miles de sensores desplegados, sí que es un coste nada despreciable, además de un excelente (y legítimo) negocio para las operadoras. A esos costes además habría que añadir que los módulos hardware para 5G serán todavía también bastante caros, y que la complejidad de entrar a trabajar a nivel de chip implica tener grandes conocimientos firmware, ya que el stack tecnológico móvil tradicional es excesivamente complejo, y ello sube la barrera de entrada al mercado, limitando la competencia, la accesibilidad para la comunidad, y el enriquecimiento del ecosistema IoT.
Hay otras iniciativas de redes móviles en el ámbito de la IoT, como puede ser por ejemplo LoRa. Aunque los alcances y costes de LoRa también harían la IoT mayormente viable, lo cierto es que tienen importantes desventajas frente a Helium. Para empezar, mientras que Helium es descentralizado y basado en software abierto, LoRa es cerrado, propietario, y actualmente está en manos de la empresa Semtech desde 2012. Además, LoRa no es una red de tan amplio espectro como Helium, puesto que, si bien sus características la hacen una opción viable para muchos casos de uso de sensores de IoT, lo cierto es que su alcance sólo se queda muy por debajo del de Helium (10km vs. 26 km), y su ancho de banda debe calificarse de ultrabajo (hasta 255 bytes por segundo vs. 250Kbps). Estas características limitan la potencialidad de LoRa tan sólo a los casos de uso de IoT menos exigentes en recursos de red y que se ubiquen en áreas remotas o rurales.
Otras alternativas como Sigfox pueden ser prometedoras en ciertos aspectos como la conectividad subterránea o extender el rango medio de alcance de una célula hasta los 50 kilómetros (y sin obstáculos puede llegar a los 1.000 kilómetros, ideal por ejemplo para ciertos casos de aplicaciones marítimas), pero no alcanzan a cubrir un espectro de casos de uso tan amplio y con las ventajas aportadas por Helium. En concreto, Sigfox es igualmente una iniciativa privada y propietaria de titularidad francesa, que además requiere en algunos segmentos de la comunicación seguir teniendo dependencia de las redes móviles tradicionales. De la misma manera que LoRa, el ancho de banda de Sigfox ha de ser calificado como ultrabajo (hasta 100bps), cubriendo con ello muchos casos de uso de IoT, pero dejando otros tantos fuera. Además de ser descentralizada y abierta, Helium aporta mucha mayor versatilidad y funcionalidad, entre otras ventajas con el sensiblemente mayor caudal que ofrece, o su condición más cripto y Blockchain.
Helium no debe ser visto (por ahora) como una red móvil todoterreno para nuestros smartphones, que a día de hoy ya consumen demasiado ancho de banda en su uso del día a día para lo que la red Helium puede ofrecer ahora mismo (en el orden de los cientos de Kbps). No obstante, debemos ponernos en contexto, y tener en cuenta que, incluso para nuestros smartphones (si implementasen conectividad Helium en futuros terminales), es un gran avance poder contar con ese caudal de datos en zonas remotas y tradicionalmente aisladas, aunque suponga una conectividad básica, pero que bien valdría para todas las conexiones que no sean muy exigentes en ancho de banda.
Sin quitar que la tecnología evolucionará en un futuro hacia mayores anchos de banda (al igual que lo hicieron las redes móviles tradicionales), hoy por hoy, Helium sí que supone una seria amenaza en ese bucle de usuario final para redes IoT (y también para más usos). No olvidemos que las grandes operadoras es precisamente en la IoT y en la hiperconectividad de todo tipo de objetos inteligentes en lo que están haciendo ambiciosos planes de futuro, basados en una expansión brutal de su modelo de negocio. Si Helium prospera en adopción, esas enormes expectativas se caen, con la consiguiente pérdida de un gran volumen de negocio para los jugadores tradicionales del sector.
El stack tecnológico de Helium
La red móvil descentralizada de Helium llega de la mano de tecnologías tanto ya establecidas, como de otras emergentes. Sus bases más fundamentales se asientan sobre un Blockchain que denominan "físico", tecnología de redes móviles, software de código abierto y con un licenciamiento muy permisivo. El carácter descentralizado aportado por Blockchain confiere a Helium sus características más idealistas, permitiendo literalmente democratizar las redes móviles, creando un mercado de telecomunicaciones tan sólo con dos caras: por un lado la cara de la comunidad descentralizada de proveedores de servicio a internet, de la cual puede formar parte cualquiera, y por otro la de los usuarios de dicha red.
Helium puede situarse como la tecnología clave que permitirá y gestionará el intercambio de servicio y pagos entre ambos grupos. Esta comunidad de proveedores de acceso desplegaría de forma descentralizada hotspots para dar cobertura móvil por todo el mundo, sin depender de los planes de despliegue de las grandes operadoras. Además, tanto la comunidad como el ecosistema de Helium van a rebajar drásticamente los costes del acceso a internet móvil, con lo que se promete llevar la cobertura hasta lugares en los que actualmente no es rentable, y dar cabida a nuevos usos y dispositivos que antes quedaban excluídos del mercado por meras razones de costes.
El coste de conectividad será determinado por el proveedor individual y dueño del hotspot al que uno se conecta en cada lugar pero, dado el carácter descentralizado, en la práctica estará lejos de venir determinado por un único individuo, empresa o entidad centralizada. Será un precio que inevitablemente se verá sujeto e influenciado de forma determinante por las fuerzas de un mercado diseñado para ser competitivamente abierto, incluyendo la libre competencia y la demanda de conectividad de los usuarios y dispositivos en cada emplazamiento.
Además, la rentabilidad de un hotspot no vendrá sólo de lo que abonan sus usuarios por el servicio de conectividad, sino que también el ecosistema Helium ofrece capacidades de minado, cuyo objetivo no es sino otro de aportar a la red Helium capacidad de proceso para verificar información de la cobertura aportada por otros, y con ello dar robustez y fiabilidad al sistema en su conjunto.
El protocolo Blockchain de Helium gira en torno al nuevo concepto que acuña de "Prueba de cobertura", en términos de red blockchain equivalente a la "Prueba de trabajo" de Bitcoin, o a la "Prueba de participación" de otras criptoalternativas. Los creadores de Helium intentaron con ahínco utilizar para su concepto Blockchains ya existentes como Bitcoin o Ethereum, pero, cuanto más ahondaban en las necesidades técnicas de su nueva tecnología, más se daban cuenta de que necesitaban un Blockchain totalmente nuevo diseñado ad-hoc.
Una demostración de estas nuevas y disruptoras capacidades es cómo ahora por ejemplo el Blockchain de Helium permite que los hotspots y los dispositivos se geolocalicen por si mismos, sin necesidad ni siquiera de contar con un receptor GPS, revertiendo ello en la capacidad de verificar con múltiples actores la cobertura declarada por cada hotspot (y en base a la cual, junto con el minado, la red le retribuye). Para mayor fiabilidad, la red Helium implementa también el "Helium Consensus Protocol", que recompensa y otorga mayor peso en la red a los hotspots que demuestran mayor reputación en los datos de cobertura que declaran para beneficio de la red y sus usuarios.
Las avanzadas prestaciones con las que se ha dotado Helium
De todo lo anterior viene el gran potencial de Helium para catalizar el surgimiento masivo de la IoT en su pleno potencial, permitiendo en teoría incluso el despliegue de sensores en lugares remotos o zonas rurales recónditas. Para ello, sus capacidades tecnológicas no sólo permiten rebajar los costes y con ello multiplicar la penetración de la cobertura, además la tecnología de Helium es realmente avanzada en el propio terreno tecnológico más tradicional de las operadoras.
Actualmente la distancia máxima de cobertura que se ha probado en un hotspot de Helium eleva el radio de cobertura hasta los 26kms, multiplicando por bastante las prestaciones de las redes convencionales. Por otro lado, en según los modelos teóricos puede llegar a haber del orden de diez mil "things" (o dispositivos inteligentes) conectados a cada hotspot. Para asegurar una calidad mínima en el servicio, Helium también tiene entre sus planes establecer relación con partners estratégicos y ofrecer a los usuarios una garantía mediante SLAs (Acuerdos de Nivel de Servicio).
Realmente, un hotspot de Helium, por poder ser, puede ser cualquier tipo de equipo físico, como un router doméstico o un equipo de muy bajo coste basado en hardware libre como una Raspberry Pi. La única condición lógicamente es que sea capaz de proveer cobertura inalámbrica a la red Helium, de ejecutar su software y de minar tokens. Helium se propone poner en el mercado en el primer trimestre de 2019 hotspots por tan sólo 495$, lo cual supone una baja barrera de entrada accesible para cualquier ciudadano. Pero además, con gran vocación de comunidad, Helium da la bienvenida e incentiva que cualquier fabricante o ciudadano se decida a poner en el mercado un equipo propio con su software funcionando.
Dependiendo de las características concretas de cada equipo, lo cierto es que se puede contar con montar un hotspot de Helium que puede consumir a partir de tan sólo el equivalente a una bombilla LED. Ni qué decir tiene que, con ello, esta tecnología se sitúa a años luz en eficiencia energética de las redes móviles actuales, pero también de alternativas Blockchain devoradoras insaciables de energía, como es el mismo Bitcoin, según analizamos en "Bitcoin es un absoluto desastre energético (y medioambiental)" (tema abordado también en Xataka con tono más técnico), poniendo de relieve que además esa ineficiencia energética por diseño no era en absoluto necesaria.
Pero además de disruptor en concepto, técnicamente la cobertura de un hotspot de Helium es realmente avanzada, y estará basada en un protocolo de red móvil propio de Helium, denominado WHIP (Wireless Helium Internet Protocol). Con él, además de las ventajas ya citadas de mejora de la cobertura y reducción de costes, la red Helium provee cifrado extremo a extremo para todas las "things", por lo que da la mejor seguridad disponible en este sentido. En palabras simples, es como si usted usase de forma nativa una VPN en todos los dispositivos que conecte a la red.
Y los posibles usos de Helium como Blockchain van mucho más allá de lo que son estrictamente las redes móviles descentralizadas. Helium y su ecosistema son la tecnología idónea para cualquier caso de uso que necesite con fiabilidad y seguridad probar criptográficamente la localización en tiempo real de un activo físico. Ello abre la puerta a otras muchas aplicaciones y sectores, como por ejemplo el sector de transporte, bien sea de mercancías o bien de pasajeros, o al sector de los vehículos de alquiler, o al de vehículos de segunda mano. De hecho, hace ya tiempo que les trajimos cómo acabar con el fraude del kilometraje en vehículos usados gracias a Blockchain: Helium es ahora una excepcional opción para ello.
¿Qué futuro puede tener Helium (y cuál le deja a los operadores)?
Pues, como ustedes mismos habrán podido valorar, Helium tiene un prometedor futuro ante si, tanto para usuarios como para proveedores descentralizados de hotspots. Pero no es sólo un futuro potencial, como les decíamos, esta tecnología está en un avanzado estado de desarrollo, y ya les hemos dicho que está previsto que sus hotspots lleguen al mercado este primer trimestre de 2019.
Y tampoco es tan sólo un futuro no inmediato a medio plazo. Aunque no haya desplegada una red móvil pública y descentralizada, como es el verdadero fin último de los visionarios fundadores de esta iniciativa, lo cierto es que su tecnología ya está desplegada y funcionando en otro tipo de redes.
Por ejemplo, la multinacional Nestlé ya ha experimentado en primera persona el gran potencial de la tecnología Helium, y tiene una red que le informa del estado de las máquinas de agua y bebidas que ofrece como servicio a sus clientes. El tiempo real que la red Helium soporta le ofrece a Nestlé la oportunidad de reponer sus máquinas de refrescos y dispensadores de agua cuando ya están a punto de acabarse, sin enviar a su personal antes de tiempo ni desperdiciar litros restantes de líquido, pero sin que sus clientes lleguen a quedarse sin producto. Helium les ha permitido mejorar con mucho su calidad de servicio y optimizar al minuto su red de reposición.
Una vez más, con otra demostración como Helium, volvemos a ver que la única forma de (tal vez) escapar a la defunción empresarial es poner como objetivo primordial de la empresa el reinventarse continuamente. Nunca antes fue más cierto aquello de que caer en el sueño empresarial, y dormirse en los laureles, sólo lleva seguro a algo nada dulce: más bien lleva a una muerte muy amarga. Pero la disrupción sigue su inexorable curso, y afecta a sectores enteros.
Hoy parece que le va a tocar el turno al sector de las operadoras de telecomunicaciones, a las que Helium amenaza con arrinconar a las redes troncales de internet, democratizando el bucle de acceso. Aunque siendo justos, en realidad lo que es verdaderamente justa es la competencia que Helium realmente introduce en ese bucle de acceso: Helium no tiene por qué sacar del tablero de juego a las operadoras tradicionales.
Sí, la revolución que viene va de que van a ser posibles las redes móviles descentralizadas. Pero, como les decía antes, en primer lugar las operadoras no están excluídas y podrán formar parte de la comunidad de proveedores de red, y además se verán forzadas a dar servicios avanzados y de valor añadido, dejando la cobertura como una mera utility. En segundo lugar, otro espacio de desarrollo que deja Helium a las operadoras será también el muy prometedor de los servicios finales ofrecidos sobre la mera conectividad de red, que deja muchísimo margen (por no decir infinito) para el desarrollo y la innovación, y en última instancia, para el progreso socioeconómico (y los modelos de negocio).
El futuro es imprevisible, sobre todo cuando viene un lobo al que ni siquiera se le han querido ver antes las orejas. Las primeras operadoras que sepan ver lo visionario del nuevo paradigma traído por Helium, y lo abracen como el futuro que viene, serán las que seguro se escapen de que ese futuro les pase por encima. Y de paso, contribuirán a mejorar la calidad de vida y los servicios disponibles para los ciudadanos.
Quién sabe quienes serán los próximos a los que les toque el turno de pasar por la metamorfosis de Kafka, pero al que le toque, más le vale que sea una metamorfosis a una grácil crisálida voladora, que una metamorfosis a simple y prescindible insecto arrastrante. En este mundo de hoy en día que nos ha tocado vivir, ni los modelos de vida o negocio más consolidados están a salvo; ni siquiera los que se basan en la capacidad de análisis más humanamente concebida.
Tecnologías como la Inteligencia Artificial prometen desbancar en los plazos más largos incluso muchas de las capacidades humanas más analíticas, o incluso la capacidad de aprender unos robots de otros compartiendo datos por esa Internet cuyo bucle de acceso pretende ser ahora descentralizado. Quién sabe si en un futuro no muy lejano tienen ustedes a un analista sintético escribiéndoles artículos como el de hoy. Quién sabe. Igual hasta ya lo tienen delante y no lo saben ;)
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