Es indudable que ver cualquier programa, serie o película sin interrupciones publicitarias le da un valor añadido importante, una mejora para los usuarios que a igualdad de calidad en las emisiones (todas regulares o malas por norma general) van a preferir ver TVE antes que otra cadena. Pero el problema de fondo se origina en el resto de televisiones privadas, a menor audiencia, menor valor tienen sus espacios publicitarios y por tanto menos ingresos. En breve, las televisiones privadas comenzarán a quejarse de este agravamiento en la caida de ingresos publicitarios y de competencia desleal. Competencia desleal porque las televisiones públicas y privadas no luchan con las mismas armas. La TVE pública la financiamos todos y les deja toda la tarta del pastel publicitario para las televisiones privadas, pero por contra, lo que en principio debería redundar en un aumento de precios al reducir el espacio publicitario, se va a mover justo en la línea contraria, dado que los espacios publicitarios estatales disponibles disponen de menor audiencia y por tanto su precio va a caer.
Este hecho se va a agravar con la futura Ley Audiovisual, dado que aunque en principio parece que se restringe la publicidad, al reducir el espacio publicitario de 29 minutos a 19 minutos, lo que se ha reducido en 10 minutos es el espacio de telepromoción, no el segmento de spot publicitario puro y duro. Con esta reforma, no queda claro si vamos a seguir viendo publicidad subliminal en las series de producción nacional o en el resto de programas que conforman la parrilla televisiva.
Tal y como está la situación, asistiremos a un desplazamiento progresivo de la publicidad de la televisión a medios más segmentados y dirigidos, a corto plazo podremos ver cómo comienzan a quejarse las distintas televisiones privadas. Claro está que la única vía rápida que les queda para sobrevivir a medio plazo es la agrupación de todas las cadenas privadas en sólo dos cadenas estatales que compitan con TVE. Mediante las fórmulas de las fusiones, podrán eliminar la segmentación de audiencias, reducir costes fuertemente y ya que estamos, a ver si también producen contenidos de calidad, aunque este punto en el fondo, no me importa mucho dado que apenas consumo televisión, pero eso es una valoración personal subjetiva.
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