Después de décadas de malas políticas energéticas por fin España lo está haciendo bien: la gran asignatura ahora es el almacenamiento

Después de décadas de malas políticas energéticas por fin España lo está haciendo bien: la gran asignatura ahora es el almacenamiento
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La electricidad registra los niveles más bajos de la última década, llegando a pagarse una media de 0,59 euros/MWh, sucediéndose momentos en los que se sitúa en el entorno de los cero euros. Tras los máximos históricos desorbitados registrados durante la crisis energética, ahora se alcanzan nuevo récords pero a la baja. Esto afecta de lleno a las energías renovables, que se enfrentan a una producción que supera con creces la demanda.

Con los precios energéticos de febrero y marzo por los suelos, los productores no pueden sobrevivir a cero euros, sino que necesitan promover el almacenamiento como principal objetivo. Hay que tener en cuenta que la política energética en España mantiene desde hace años los mismos objetivos: reducir las emisiones contaminantes, garantía del suministro con reducción de la dependencia exterior y desarrollo de las infraestructuras de interconexión.

La política energética española parece que comienza a funcionar, pues sus métodos de ahorro y eficiencia energética están dando buenos resultados y garantizando una reducción de la intensidad energética del 10%.

Un problema para las empresas verdes

El problema reside en que se llevan viendo varios días en los que se registran periodos de más de 15 horas seguidas a un precio de cero euros. Una situación que viene derivada del mayor peso en la producción de electricidad por parte de las energías renovables, aunque a su vez un gran problema para las empresas verdes que no son capaces de cubrir los costes de producción.

De hecho, los parques eólicos han pasado a producir más energía eléctrica que la demandada. En 2022, según datos de Red Eléctrica (REE), la energía fotovoltaica aumentó en casi 4 GW su capacidad instalada, alcanzando los 19,5 GW, o lo que es lo mismo, unas 62.406 instalaciones en todo el territorio nacional. De hecho, el autoconsumo superó los 2 GW, siendo un año de récord para la instalación solar.

En este sentido, José María González Moya, director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Renovables) ha asegurado públicamente que las renovables siempre han reivindicado su papel como depresor de los precios. Pero la existencia de precios a cero euros no es positiva, ya que los costes de generación no llegan a cubrirse.

Según estimaciones de APPA, la producción de energías renovables permitió reducir en 2022 el precio del mercado eléctrico en 43,10 euros por MWh. De no existir, hubiese sido de 210,62 euros/MWh, en lugar de los 167,52 euros/MWh registrados.

La rentabilidad de las energías renovables peligra si no se fomenta el almacenamiento de manera eficiente. Hay que tener en cuenta que el mercado eléctrico fija los precios mediante un sistema marginalista, que hace que la tecnología más cara necesaria para cubrir la demanda marque el precio de todas cada una de las horas del día.

De este modo, las energías inframarginales (renovables, nuclear e hidroeléctrica) entran al mercado a precio cero, por lo que cuando la producción es suficiente para cubrir todo el consumo previsto, la cotización se queda en cero euros.

Paralización de la inversión

De consolidarse esta dinámica, el sector de las renovables verá cómo se generaliza la canibalización de los precios eléctricos, poniendo en riesgo la rentabilidad de las plantas verdes debido a la caída de los precios eléctricos y frenando las inversiones en este sentido.

De frenarse las inversiones, sería más complicado alcanzar los objetivos de expansión fijados para el Gobierno para el final de la década. El borrador del nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) ha elevado su meta de penetración de las renovables del 42% al 48% en el uso de energía y la producción del 74% al 81% de toda la generación eléctrica. España va mal y tarde, pues para conseguir el objetivo del Gobierno sería necesario implantar 11.000 MW nuevos cada año de manera constante hasta 2030.

El almacenamiento como clave

Si hay exceso de producción en determinadas horas, lo conveniente sería fomentar el almacenamiento para cuando exista déficit. Según el Análisis del Estado Actual del Almacenamiento en España del IDAE, el sector eólico cuenta con 8,3 GW disponibles actualmente. La Estrategia de Almacenamiento aprobada en 2021 determina que España debería llegar a los 20 GW en 2030 y a los 30 GW en 2050 de potencia de almacenamiento, incluyendo un mínimo de 400 MW de baterías tras el contador.

Un reciente informe de la Asociación Europea para el Almacenamiento de Energía (EASE) ha destacado que el almacenamiento es fundamental para maximizar la utilización de las energías renovables, pero también para reducir la dependencia de las importaciones externas del gas y aliviar los actuales precios del mercado eléctrico. De este modo, se lograría evitar los periodos de ‘vertidos’ de energía limpia, que se suceden con frecuencia en el sistema eléctrico nacional. Sin ir más lejos, el bombeo hidroeléctrico reversible se encuentra bloqueado en España, debido a la falta de acceso a la red eléctrica y por considerarse como infraestructuras generadoras únicamente.

España debe trabajar en la integración de los mercados europeos, pero también en el almacenamiento como clave para mantener un sistema bajo en emisiones de carbono que haga que toda la industria conectada pueda considerare de bajas emisiones. El almacenamiento tendrá que estar para conseguir el ansiado 81%, independientemente de cuál fuese la demanda final.

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