En los años previos a la crisis económica de 2008 la mayoría de las familias españolas se financiaba a través del crédito. El ahorro de los hogares apenas representaba el 5,9% de su renta disponible, lo cual era bastante preocupante. Sin embargo, la crisis y el miedo al futuro provocaron que tras la recesión la tasa de ahorro comenzase a crecer notablemente, hasta alcanzar un máximo histórico del 13,4% en 2009.
Hoy, con la resaca de la crisis ya en la memoria de muchos, volvemos a las viejas andadas. Como si de un fantasma del pasado se tratase, vuelve a aumentar el crédito como vehículo de consumo y vuelve a disminuir el ahorro. Según las previsiones de Funcas, la tasa de ahorro cerrará el año en niveles muy similares a los que existían antes de la crisis. Para ser más exactos, en el 7,2% de la renta bruta disponible.
En términos absolutos, en 2015 los hogares españoles consiguieron ahorrar 27.182 millones de euros. Un año después, pese al mayor crecimiento económico y al aumento del empleo, el ahorro se redujo hasta los 21.024 millones. En 2017 la tendencia continúa. Este desplome del ahorro es significativo y extremadamente preocupante.
La mejor coyuntura económica y la mejora de las expectativas hace que las familias consuman más y ahorren menos. Además, el crédito por parte de las entidades financieras vuelve a ser accesible, lo que lleva a muchas familias a la senda del endeudamiento para consumir, lo cual es una pésima idea.
¿Por qué es importante ahorrar?
Relajar nuestra capacidad de ahorro es un grave error. Pocas cosas hay en la vida tan gratificantes como vivir sin estrés económico, es decir, sin estar preocupados por llegar a final de mes, poder pagar la letra de la hipoteca o quedarnos sin trabajo. ¿A quién no le gustaría acostarse cada noche con la tranquilidad de saber que sus finanzas personales van viento en popa?
Gestionar nuestro dinero adecuadamente es fundamental para conseguir esta meta. Sin embargo, ¿cuánta gente sabe hacerlo correctamente? Las estadísticas señalan que prácticamente la mitad de las familias españolas son incapaces de ahorrar, cuando lo recomendable es ahorrar como mínimo el 10% de nuestros ingresos.
El ahorro es el único camino posible hacia la libertad financiera, y esta está directamente relacionada con el bienestar económico de las personas, aunque no con su riqueza. Por tanto, es importante resaltar que un individuo que posea libertad financiera no tiene por qué tener un nivel elevado de ingresos. Es más, en muchas ocasiones, las personas con gran libertad financiera son personas con sueldos más que normales.
Imagine, por ejemplo, que tiene unos ahorros de 20.000 euros y un gasto mensual de 2.000 euros. Si usted se quedase sin trabajo y sin ningún tipo de ingresos podría vivir gracias a sus ahorros durante diez meses. Esa es su libertad financiera.
Las cinco ventajas de las personas libres financieramente
Tener una libertad financiera lo más grande posible es muy importante para cualquier persona. Veamos las cinco ventajas fundamentales de las personas que son libres financieramente.
1. Viven sin estrés y disfrutan cada momento de la vida.
La gente se pasa la mayor parte de su vida estresada y no disfruta de los placeres de la vida. Las razones pueden ser muchas pero, sin lugar a duda, una de las fundamentales es la situación económica: llegar con dinero a final de mes, pagar la letra de la hipoteca, pagar los recibos, tener para la compra del supermercado… ¿Qué harán estas personas que viven tan agobiadas por el dinero si de repente les surge un gasto imprevisto?
A alguien con libertad financiera estos problemas no le preocupan en demasía. El saber que gozan de un colchón económico de seguridad les permite dormir más tranquilas, vivir sin estresarse por no gastar más de la cuenta y disfrutar de cada momento de la vida junto a sus seres queridos. Es la gran ventaja del ahorro: aporta paz interior.
2. Trabajan en lo que quieren y no tienen miedo a perder su trabajo.
En España hay alrededor de cuatro millones de parados. Una situación tan dramática como esta ha propiciado que mucha gente sea infeliz en su puesto trabajo y que viva con miedo a perderlo algún día. La consecuencia más inmediata de esto es que hay gente que realiza trabajos que no le gustan y, a pesar de ello, no son capaces de buscar algo mejor por miedo a perder su principal fuente de ingresos.
Cuando tenemos una gran libertad financiera perdemos el miedo a quedarnos sin trabajo porque sabemos que nuestros ahorros nos permitirán vivir sin reducir nuestro nivel de gasto durante un tiempo determinado. Gracias a esto, las personas con libertad financiera pueden elegir dónde quieren trabajar y no se sienten sometidas por empresas tiranas o por trabajos poco gratificantes, sino que son ellos mismos los que deciden cómo, cuándo y dónde trabajar.
3. Se sienten autorrealizadas y alcanzan sus metas personales.
La autorrealización está muy relacionada con las dos ventajas anteriores. El hecho de vivir sin estrés económico, disfrutando de cada momento de la vida, y de poder trabajar en lo que quieres, sin miedo a ser despedido, conduce a la autorealización personal, es decir, a sentirnos totalmente satisfechos como personas.
Abrahan Maslow, famoso autor de la pirámide de Maslow, definió a las personas autorrealizadas como individuos que están satisfaciéndose a sí mismos y realizando lo mejor de lo que son capaces de hacer. Esta seguridad en uno mismo es fruto de que no existe miedo a quedarnos sin dinero: nuestros ahorros nos aportan tranquilidad y nos permiten alcanzar todas las metas que nos propongamos.
4. No viven preocupadas por su futuro ni por su jubilación.
El futuro es incertidumbre, y la incertidumbre provoca recelos y miedos. Las personas libres financieramente no están en absoluto preocupadas por su futuro. Saben que si ocurre algo, como una enfermedad o un imprevisto económico importante, sus ahorros responderán por ellos.
Del mismo modo, las personas con libertad financiera pierden el miedo a la jubilación. La mayoría de las personas viven preocupadas pensando en si cobrarán o no una pensión cuando dejen sean ancianos o si el importe de la misma les permitirá mantener su nivel de vida. Estos problemas no existen para las personas libres financieramente: saben que su red de seguridad estará ahí para protegerlos.
5. Tienen asegurado el futuro de sus hijos.
¿Puede haber algo más importante que tener asegurado el futuro de nuestros hijos? Como padres, tenemos la obligación de asegurar que nuestros hijos tengan todas las oportunidades posibles. Y sin duda, ahorrando estamos invirtiendo en su futuro.
Un hijo supone una gasto constante: empezamos comprando pañales y cremas hidratantes y terminamos pagándole la matrícula de la universidad o el traje con el que irán a su primera entrevista de trabajo. Es fundamental gozar de libertad financiera para poder hacer frente a todos estos gastos y, de esta forma, asegurar el mejor futuro posible para ellos.
En El Blog Salmón | La renta disponible en España un año más evoluciona positivamente pero el ahorro desciende