Los riesgos internos de Europa se están moderando, más aún después de la victoria de Macron en Francia y de que el Brexit, de momento, no está alterando la economía de Europa. Los riesgos externos siguen siendo los que más pueden preocupar, pero de momento ni Estados Unidos ni China han provocado muchos problemas.
Las nuevas previsiones de la Comisión Europea para España en 2017 mejoran y, en poco tiempo, se alienarán en las estimaciones del Banco de España. La mejora se debe a una bonanza completa, inversa a lo que se puede considerar una tormenta perfecta.
Crecerá el consumo interior, la inversión y la exportación, y los costes seguirán bajos por factores externos como el precio del petróleo, el euro, y los bajos tipos de interés.
Nos podemos preguntar: ¿Durante cuántos años está creciendo España de forma sostenida? ¿La previsión de recaudación de impuestos del Gobierno es realista? ¿Europa tiene la misma tendencia de crecimiento que España?
España va a crecer por tercer año
Así que si no se tuercen las previsiones, España va a crecer por tercer año consecutivo alrededor del 3 por ciento, y en breve, se recuperará el PIB anterior al de la crisis financiera. Esto se nutre del favorable entorno exterior, al que se debe casi la mitad del aumento del PIB, la ágil adaptación de los agentes económicos, y un nivel inferior de errores en la gobernabilidad.
No estamos aprovechando la bonanza para hacer los deberes que se nos han quedado pendientes y para terminar con la crisis. La bonanza nos debería servir para cuadrar las cuentas públicas, si no se logra con crecimientos del 3 por ciento, cuándo se podrá realizar.
España ha cumplido en 2016, por primera vez, el objetivo de déficit público pactado con Bruselas, el 4,3 por ciento del PIB. España ha tenido las peores cifras de los 28 miembros, más del doble que Portugal y que la media de los miembros comunitarios.
Todavía no se tiene claro que si los presupuestos y las previsiones del 2017 harán posible vulnerar el pacto de estabilidad como se hizo durante el año pasado.
Europa acompaña a España un su mediocre recuperación
Europa ha entrado en su quinto año de crecimiento, aunque la recuperación sigue siendo mediocre, según las previsiones de la Comisión Europea. No hay signos de aceleración y existen bastantes debilidades y vulnerabilidades propias de la salida de una crisis económica.
Tras ser el 2016 un año complicado, el PIB de la zona euro sigue estando alrededor del 2 por ciento, la eurozona crecerá el 1,7 por ciento el 2017 y el 1,8 por ciento el próxima año. Varios países con pequeñas economías registran tasas de crecimiento del 4 por ciento (Irlanda, Malta y Luxemburgo).
Europa se mueve al son de Alemania, que crecerá el 1,6 por ciento y el 1,9 por ciento, con un mercado de trabajo en pleno empleo, y lo peor, con un superávit comercial que supera de largo el 8 por ciento del PIB y que desequilibra toda Europa.
Bruselas advierte que la crisis se resiste aflojar. La recuperación no es todavía suficientemente sostenida como para que el Banco Central Europeo deje de realizar sus políticas monetarias. Pero el Eurogrupo se negó aprobar estímulos del 0,5 por ciento del PIB para el conjunto de los miembros de la eurozona, con lo que el BCE está solo ante el problema, así ha sido durante toda la crisis.
En el cuarto año de expansión, las previsiones de Bruselas y de España empiezan a ser similares. La Comisión prevé que crezca una décima más que el Gobierno. El déficit se prevé que sea del 3,2 por ciento del PIB, apenas una décima por encima de lo previsto.
Más exportaciones y turismo que construcción
El modelo de crecimiento de España a inicios de siglo estaba basado en la demanda interna, que absorbía grandes cantidades de recursos en la inversión del sector de la construcción y que ofrecía un déficit por cuenta corriente de manera desorbitada.
Esto genero una gran demanda de consumo y unas grandes necesidades de crédito para sostener este boom inmobilario y el endeudamiento que se había generado.
El indicador que muestra el cambio en el modelo de actividad es el saldo por cuenta corriente, que ha pasado del 10 por ciento de déficit en 2007 y 2008, al superávit de alrededor del 2 por ciento del PIB a finales del 2016.
Existe un equilibrio en la balanza de comercio y servicios, tras un aumento de más del 30 por ciento de las exportaciones hasta llegar a un 34 por ciento del PIB y una demanda reducida de financiación externa ante una ralentización de la inversión como se puede ver en la gráfica “Evolución valores agregado de la demanda 2008 y 2016”:
La propia demanda interna ha registrado un cambio ya que el consumo interno ha superado valores del 2008, pero la inversión agregada está a niveles aún un 30 por ciento por debajo del 2008 como se puede ver en la gráfica “Variación del PIB y sus componentes 2008 y 2016”:
Esto ha sido provocado por una reducción muy importante en la contratación de la construcción, tanto de obra residencial privada como de obra civil financiada con dinero público.
Mientras el valor de los bienes industriales en el 2016 están prácticamente ya a niveles del 2008, con una fuerte demanda de manufactura del exterior, el de la construcción está por debajo de la mitad como se puede ver en la gráfica “Evolución valores agregados de la oferta 2008 y 2016”:
Mientras que los servicios superan a la producción de hace ya 8 años.
Como consecuencia del desplazamiento de la producción a manufacturas y servicios exportables, con una fuerte reducción de los costes, ha habido una reducción del empleo en las actividades intensivas de mano de obra como la construcción y su mantenimiento en aquellas en las que la tecnificación no ha culminado su penetración como el sector turístico.
La bonanza no puede ir acompañada con una previsión de recaudación de impuestos inflados
La mayor parte de los analistas económicos piensan que las previsiones del Gobierno del PP en materia de recaudación de impuestos están inflados. Como ha sucedido desde el año 2012 si el Gobierno del PP hubiera acertado en sus previsiones había tenido 20.000 millones de euros más.
El Banco de España ve el cálculo por encima al que se ha tenido de la secuencia histórica del PIB e ingresos del Estado. Ahora se prevé que el aumento de la recaudación multiplique por 2 el aumento que se va a producir en el PIB.
Si las previsiones de Hacienda no son correctas, habrá que reducirse más la inversión pública. Durante este año está en mínimos, con un 58 por ciento menos que en el año 2009, y aún se va a reducir un 20 por ciento más durante el 2017.
En 2016 se utilizó un tercio de lo presupuestado de la I+D y en el 2017 se va a disminuir más. Mientras que la Unión Europea aumenta, en España se reduce, al 1,22 por ciento del PIB, en vez del 2 por ciento recomendado.
Es fácil olvidar todas estas variables estructurales claves para el futuro. El récord exportador, situado en el 31 por ciento del PIB, modifica el modelo económico de bajos sueldos y débil tecnología. En realidad lo que ha hecho España es substituir el ladrillo por el turismo.
En El Blog Salmón | Del turismo y construcción a solo turismo: el cambio de modelo productivo no ha salido como esperábamos
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