A veces cuando hablamos de pensiones se pierde la perspectiva de lo que suponen para el Estado. Muchas veces tenemos comentarios indicándonos que muy pocas veces hablamos del gasto en defensa o en cargos públicos.
Independientemente de si es o no necesario tener que hacer frente a unos compromisos internacionales en seguridad o de si necesitamos la riada de cargos públicos para que el Estado funcione, lo cierto es que son migajas al lado de las pensiones. Vamos a poner en perspectiva lo que supone el monstruo de las pensiones.
El gasto de pensiones desde 2007
En la web ¿Dónde van mis impuestos? se puede ver gráficamente la evolución de los Presupuestos generales del Estado, tanto los ingresos como los gastos.
En 2007, último año de superávit, los ingresos fueron de 336.000 millones de euros y los gastos 324.000 millones. De dichos gastos, 109.000 millones fueron gasto en pensiones, un 33%. Una partida sin duda importante.
En 2022, con los datos prespuestados, los ingresos serán de 361.000 millones y los gastos de 426.000 millones. El gasto en pensiones será 171.000 millones, un 40% de los gastos y un 47% de los ingresos.
Visualmente no puede ser más claro, el gasto en pensiones está creciendo y es el principal responsable del gap que hay entre ingresos y gastos y que ha disparado la deuda del Estado en la última década y media. Hay que tener en cuenta que la Seguridad Social debe al Estado 100.000 millones de euros por préstamos, ya que las cotizaciones llevan tiempo sin cubrir el gasto que deben sufragar.
El gasto en pensiones comparado con otros gastos
Veamos ahora lo que supone el gasto en pensiones respecto a otras partidas, mirando los presupuestos de 2022. El gasto en pensiones, como hemos dicho, serán 171.000 millones de euros, es decir, 14.250 millones de euros al mes.
El gasto en defensa será en 2022 de menos de 10.000 millones de euros, es decir, menos de un mes de pensiones. En infraestructuras se gastarán 10.000 millones. En desempleo 22.500 millones. La parte que dice "Transferencias a otras administraciones públicas" que totaliza 70.700 millones básicamente va para Educación y Sanidad, competencias de las Comunidades Autónomas, y la mayor parte de este gasto es en personal.
Lo que es más grave de este aumento es que se acelera. En 2021 el gasto en pensiones fue de 163.000 millones y en 2022 aumenta en 8.000 millones de euros (prácticamente el presupuesto de defensa). Todo esto por la subida de las pensiones y el aumento de los pensionistas. Y todavía no ha llegado la jubilación del baby boom.
El gasto en pensiones, un problema serio
Por tanto, podemos concluir que el gasto en pensiones es un problema. No es solo que sea la partida más importante, es que no para de crecer y el ritmo al que aumentan los ingresos es menor. En cambio el resto de partidas se mantienen estables, a veces artificialmente (infradotándolas).
Priorizar el gasto en pensiones tiene consecuencias. La ruptura del pacto generacional es una de ellas. Desatender a los desempleados o a las necesidades de los más jóvenes es otra. Y cada vez el problema es más grande.