El Banco Central Europea (BCE), durante estos últimos años, ha adoptado medidas rompedoras y a veces se ha llegado a ver el abismo. Algunas medidas ha sido los diferentes anuncios de Draghi sobre la compra masiva de deuda y así apoyar la reinvención de la crisis del euro.
Draghi ha tenido que bajar los pronósticos de crecimiento al 1,1 por ciento, casi la mitad de lo que se esperaba hace unos meses, y baja inflación, que se redujo el mes pasado hasta el 1,4 por ciento, lejos del objetivo del BCE. Con estos datos ningún Banco Central se arriesgaría a subir los tipos de interés, como Draghi pensaba hacer antes de las cosas empeoraran.
Pero al otro lado, el sector bancario descontentos con la idea de seguir alargando aún más los intereses reducidos, ya que siguen con escasas rentabilidades en su negocio. Pero es más preocupante el precio del dinero que está cerca a cero, donde se puede ver las orejas a la japonización.
Nos podemos preguntar: ¿Qué está causando que la economía Europea se este pareciendo cada vez más a la economía japonesa?
El miedo de la economía europea es volverse como la economía japonesa
La enfermedad de la economía japonesa asusta a los economistas europeos, ya que es un escenario en el que sabe cómo se entra, pero no cómo se sale. Es diferentes etapas, Japón lleva desde los años 90 atrapado en un estancamiento.
El riesgo para la economía europea es caer en un situación parecida donde se mezcle el bajo crecimiento y la baja inflación, añadiendo con una aceleración del envejecimiento de la población y una productividad baja o cayendo al efecto del rompecabezas de la producción.
Draghi ya ha dicho que los tipos interés van a seguir durante el 2019 bajo mínimos, y se prevé alarga esta situación durante el tiempo. Pero se debe considerar que las decisiones de Draghi, tanta veces criticadas, han salvado la unión monetario de una dura crisis.
Las cosas han empezada a volver ir mal en el segundo trimestre del 2018. Además de los riesgos globales surgidos al comercio y a los problemas de los países emergentes, la economía en Alemania dio muestras de agotamiento e Italia con recesión.
Previsiones de la economía en Europa
Algunos analistas preven que Europa se debe acostumbrarse a unos tipos de interés en niveles mínimos durante mucho tiempo. En esta situación que ofrece puntos en común con Japón, que lleva más de 20 años con tipos de interés por debajo del 1 por ciento, y desde 2016 en negativo, que ha pasado la mitad de las 3 últimas décadas con inflación negativa.
Por tanto, el bajo crecimiento y la baja inflación en Europa, unida a una política monetaria con tipos de interés bajos, ofrecen un gran parecido con la situación que se vive en Japón, lo que despierta incógnitas sobre las herramientas del BCE y las opciones a su disposición.
Menos margen de actuación para el BCE después de la última crisis
La última crisis ha cambiado las opciones de actuación del Banco Central Europea, y cuando llegue la próxima crisis, en el BCE tendrá a sus disposición herramientas, que hasta hace poco parecían no posibles, con medidas no convencionales han pasado a ser convencionales.
Los tres indicadores a niveles mínimos (inflación, tipos de interés y crecimiento) deja en el aire el futuro de Europa. Pero, mirando hacía la economía japonesa, esto no tiene por qué ser menos bienestar para los ciudadanos europeos. La renta per cápita de los japoneses ha crecido pese a la deflación y el estancamiento, y tienen unas tasas de paro bajo mínimos con un 2,3 por ciento.
La reducción de la población, las previsiones son de 127 millones de habitantes que podría pasar a 100 millones de habitantes en 2050, contribuye al mantenimiento del bienestar, la producción se mantiene estancada, pero a la vez hay menos gente entre los que repartir, pero la demografía también es un riesgo para las pensiones futuras.
El escenario europeo de bajo crecimiento viene dado al efecto de la construcción. El bajo crecimiento impide cerrar la diferencia entre los países más ricos de Europa y los países más pobres.
El papel de la política monetaria en la eurozona está condenada a disminuir. Ya que si, tras 6 años de crecimiento, el BCE ha demostrado su incapacidad para cumplir los objetivos de inflación y para aumentar el tipos de interés.
El margen de maniobra del Banco Central Europeo para hacer frente a la próxima crisis va a ser muchos más reducido. Así que sería bueno que Europa acordaran nuevos instrumentos sobre la política fiscal, como un presupuesto europeo.
La tarea de tener una política fiscal se presenta como una trabajo difícil de realizar. Con las normas europeas actuales, países del sur de Europea, incluimos a España e Italia, tienen poco margen de maniobra para tirar del gasto público y endeudarse aún más. Los países que pueden hacerlo no están dispuestos a hacerlo, pero a mejor una recesión les hace cambiar de rumbo.
Los países ricos de Europa deben dejar atrás la pretensión de los ajustes fiscales
Alemania y los otros países no tendrían que tener miedo a emitir deuda. Cuando se pueden financiar a coste cero o incluso a nivel negativos de tipos, no hay razón a nivel económico para no aprovechar esta oportunidad e invertir para incrementar productividad.
España no se pueden permitir en este momentos este debate por el enorme de gasto público que tienen, pero los que si que pueden deben dejar atrás los ajustes fiscales.
Los últimos 7 años de Draghi se presentan bastantes complicados. En el Banco Central Europeo (BCE) no consideran apropiado anunciar ahora medidas a largo plazo que quiten al próximo presidente el margen de maniobra.
Draghi aún dispone de mecanismos para hacer cumplir con los objetivos de precios y estabilidad financiera en Europa. Dará algo para reducir la carga que para las entidades financieras supone el tener que pagar por dejar su dinero en el Banco Central Europeo. Algunos analistas plantean septiembre el momento que se decidirá el aplazamiento de la subida de tipos.
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