Bruselas quiere un cortafuegos para fondos y depósitos europeos

Bruselas propone un avance para dotar de credibilidad al euro. Es decir, la política fiscal de la Unión Europea acompañe a la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), hasta ahora es una función en solitario.

Todo esto se ha convertido en un gran desafió para Europa ya que se tiene que superar el conservadurismo de los dirigentes de Alemania. Bruselas pretende una mínima unión fiscal capaz de constituirse en el seno de la unión monetaria. Es decir, se quiere conseguir una audacia limitada pero inmediata que esté envuelta de mucha prudencia.

Nos podemos preguntar: ¿En qué consiste el cortafuegos fiscal? ¿Cómo se quiere implantar este cortafuegos fiscal? ¿Cuándo se quiere implantar este cortafuegos fiscal?

Un cortafuegos fiscal con pies de plomo

El documento que propone Bruselas es plantear un cortafuegos fiscal común para el fondo de resolución bancaria, es decir, para realizar rescates o liquidaciones de bancos en crisis, que ya está en marcha y para garantizar los fondos de los depósitos, que aún se ve lejano.

Es decir, a nivel fiscal con el dinero público, pero a nivel neutro para las devoluciones por el sistema bancario en caso que tenga que utilizar por las entidades nacionales.

El complemento del Eurobono light, sovergin bond-backed security, tiene también la función de arropar a las entidades financieras europeas con un activo seguro para sus balances. Es decir, lo que se hace es empaquetar bonos nacionales. En ningún caso se va hacer una mutualización de las deudas de cada uno de los miembros ya que nadie respondería.

Las dos fases para el cortafuegos fiscal

Bruselas piensa aprovechar lo que queda de año hasta el 2019 para completar la Unión Bancaria y la Unión de Mercados de Capitales con lo que tiene encima de la mesa aprobado. Con esto se aplicaría el cortafuegos financiero para el Fondo Único de Resolución, el segundo pilar de la Unión Bancaria.

Además se van a considerar medidas para disminuir los riesgos en el sector financiero y un fondo de garantía de depósitos. Según lo que se ha trazado en el plan, la Unión Europea podría empezar a utilizar estándares de convergencia tanto a nivel social como económico.

Estos estándares van a provocar una mejora de forma progresiva de la eficacia y el sistema de rendición de cuentas democrática de las instituciones de la Unión Europea.

En una segunda fase empezaría en 2020 y acabaría el 2025, que se aplicarían las medidas a largo alcance, como sería el Activo Seguro Europeo y un cambio en tratamiento normativo de los bonos soberanos dentro de los balances de la entidades bancarias.

Estos bonos se van a dejar de considerarse de libre riesgo de un punto de vista de requisitos de capital. Los ESBies serán bonos que emitirá un organismo europeo, tal vez el Tesoro europeo, y que estarían respaldados por la deuda soberana de los países que tienen el euro como sistema monetario. Esto se aplicaría en proporción al peso de cada una de las economías de dichos países.

Los ESBies no van a ser eurobonos puros ya que cada uno de los países se harían cargo de su parte de la deuda, pero este diseño evitaría que se repita la fuga de los inversores de la deuda soberana de alguno de los países europeos.

A todo esto se añadiría una función de estabilización fiscal. Entre las posibles opciones que se han estimado sería la creación de un mecanismo para consolidar la inversión en tiempos de crisis o un seguro europeo de paro. Todo esto requiere cambios sustanciales en los organismos.

El Tesoro europeo, la meta más difícil y deseada

El Tesoro europeo, la meta más difícil y deseada, se deja para más allá del 2025 ya que todavía no se tiene claro como se va a financiar. Se podría financiar por varías vías, una alternativa son los eurobonos, por sus ventajas de endeudamiento.

El eurobono tendrá una función estabilizadora en tiempos de crisis, para completar la inversión pública necesaria pero difícil de afrontar por uno sólo miembro, o completar su seguro de paro. Al estar abierto a todos los miembros podrían acogerse tanto los países con economías más débiles como las economías más fuertes, y no habría transferencias fiscales permanentes.

Esto se puede aplicar a través de la emisión de los eurobonos a conveniencia, con un ministro europeo de la Agencia Tributaria, pero este planteamiento se estima para muy largo plazo.

Pero existe una propuesta de Alemania de desproteger el carácter de activo seguro a los bonos naciones de los miembros de la Unión Europea, en los balances de las entidades financieros, porque así afectaría a la propia estabilidad del euro.

España, en cambio, esta entre los países que reclaman cambios profundos. El objetivo es activar la segunda fase del euro para que los miembros de la Unión Europea no solo tengan una moneda común, sino también un presupuesto anticrisis, el seguro del paro, un Tesoro europeo, eurobonos y la unión bancaria de verdad.

España empuja a una política fiscal conjunta para el euro y la Unión Europea. Apostando por avanzar y evolucionar el Pacto de Estabilidad, el mecanismo de control de las cuentas públicas, para evitar agravar las recesiones con duros recortes si se aplica la disciplina.

Todo esto demuestra que los miembros de la Unión Europea no pueden quedarse quietos sin hacer nada.

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