Cómo Intel se ha convertido en un dinosaurio. No compró Nvidia cuando pudo y además perdió el tren del iPhone y el móvil

El gigante tecnológico Intel ha pasado a ser un dinosaurio destronado. Pese a su importante trayectoria histórica, la empresa atraviesa sus peores momentos con la caída de acciones en Bolsa y prepara recortes de plantilla que implicarían miles de despidos (el 15% del personal, unos 15.000 empleados). Las desinversiones y la brusca bajada de ingresos y beneficios habría derivado en que Qualcomm haya planteado lanzar una oferta de absorción.

Hasta hace poco, Intel era líder indiscutible en la industria de semiconductores. La empresa ha demostrado en los últimos años su mala gestión para resolver graves problemas estructurales y su incapacidad de adaptación a las nuevas tendencias tecnológicas y a la IA.

Solo en el segundo trimestre de 2024, Intel ha acumulado pérdidas por un valor de 1.600 millones de dólares, lo que supone una caída del 1% interanual de sus ingresos. Además, se ha consolidado la suspensión del dividendo a sus accionistas desde el cuarto trimestre. Muchas de sus acciones se han llegado a desplomar hasta en un 30%, situándose en la horquilla de los 24 dólares, a niveles de 2011.

Las comparativas con sus principales competidores son llamativas. NVIDIA lleva más de un 200% de revalorización de su acción en lo que llevamos de año y AMD es la que más ha duplicado sus ingresos por la división de centros de datos y por la comercialización de chips para IA.

Las causas de su declive

Son múltiples los factores que han llevado a Intel a esta crítica situación. En primer lugar, la pérdida de liderazgo tecnológico. La empresa no fue capaz de avanzar en el desarrollo de chips para telefonía móvil, mientras que otras empresas como Mediatek o Qualcomm sí lo hacían. Incluso AMD logro superarla.

Pese a sus intentos, la fabricación propia fue un fracaso. La mayoría de sus competidores subcontrataron su producción, aunque Intel llegó a mantener sus propias fábricas, dando como resultado una pérdida cuantiosa.

La crisis económica por la pandemia, extendida con una elevada inflación hasta la fecha, sumada a la pérdida de nivel adquisitivo en términos generalizados, ha derivado en la caída del mercado de PCs. Un mercado estancado al que Intel, con su excesiva burocracia, no ha sabido adaptarse.

No hay que olvidar, como bien se comentó con anterioridad, que Intel se ha adaptado muy lentamente a la IA, mientras que empresas como NVIDIA se han disparado gracias a sus chips fabricados para IA.

La empresa no ha conseguido un resultado exitoso en sus dos grandes negocios: fabricación y desarrollo de nuevos procesadores. De hecho, Meteor Lake no cumplió sus promesas.

Todos los proyectos ambiciosos de la compañía, como crear nuevas fábricas en Europa, no prosperaron. Se realizaron avances en fotolitografía, pero tampoco logró atraer a clientes potenciales como Apple.

Su error histórico

En una entrevista reciente concedida por Gelsinger, aseguró que en 2005 la junta directiva se planteó la compra de NVIDIA por 20.000 millones de dólares. Aquello no llegó a prosperar debido a que se consideraba una inversión demasiado exigente para la época.

El enfoque de Intel hacia la arquitectura x86 y la resistencia del consejo frenaron una gran oportunidad de prosperar y prefirieron mantenerse en su cómoda posición como fabricante de chips dominante de Silicon Valley.

Por aquellos años, ‘no era un dinosaurio, sino un gran elefante’ con grandes beneficios y que apenas corría riesgos. De haberse planteado esta operación, habría sido la adquisición más cara de una empresa, pero un paso de gigante. Solo hay que ver que NVIDIA ya ha superado a Apple y a Microsoft en términos de capitalización de mercado.

Nvidia, que supera en 30 veces el valor de Intel, es consciente de que el hardware para IA es clave para los centros de datos. La propuesta de Paul Otellini, director ejecutivo de Intel en 2005, no prosperó. Ahora NVIDIA lleva más de un 200% de revalorización de sus acciones en lo que va de año.

El futuro de Intel

La medida más inminente que adoptará Intel, según su CEO, Pat Gelsinger, es implantar el recorte drástico de fuerza laboral y contener el gasto para no erosionar más el margen de beneficios. El objetivo es fijar un plan de reducción de costes de 10.000 millones de dólares.

A finales de septiembre trascendió la noticia de que Qualcomm habría presentado una oferta para hacerse con Intel, aunque las cifras no trascendieron. Por otra parte, Apollo Global Management manifestó su deseo de invertir hasta 5.000 millones de dólares (unos 4.500 millones de euros).

Actualmente, Qualcomm cuenta con una capitalización bursátil que es el doble de la Intel. No obstante, esta compleja operación, en términos financieros y de operatividad, deberá contar con un sólido respaldo para consagrarse, empezando por sus inversores y por los de Intel. También habrá que tener en cuenta el papel que cobran los reguladores, que podrían calificar esta operación como ilegítima para la competencia.

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