Desde el BCE se publicado el documento del trabajo: "When do countries implement structural reforms?" En él se analiza el papel que han tomado la reformas estructurales en la mayoría de países de la Eurozona durante los últimos años y su ejecución.
También se describe las razones que llevan a los países a acometer reformas estructurales, quiénes han sido los países más y menos reformadores en los últimos treinta años y el papel del BCE con la política de tipos de interés, una medida utilizada para "comprar tiempo".
¿Qué son las reformas estructurales?
A menudo se hace referencia a que un gobierno determinado ha adoptado medidas en forma de reformas estructurales. Sin embargo, no tiende quedar muy claro qué es aquello de una reforma estructural, y en qué se diferencia del resto de medidas que puede adoptar un ejecutivo.
Las reformas estructurales son aquellas que abordan los obstáculos a los impulsores fundamentales del crecimiento mediante la liberalización de los mercados de trabajo, productos y servicios, fomentando así la creación de empleo, la inversión y mejorando la productividad.
Por lo tanto, el objetivo final de las reformas estructurales son aumentar la competitividad, el potencial de crecimiento y la capacidad de ajuste de la economía. Aunque el término reforma estructural abarca una amplia gama de medidas, las más comunes son:
- Hacer que los mercados de laborales sean más adaptables a la realidad económica.
- Liberalizar los sectores de servicios, impulsar la competencia en los mercados de productos y servicios, sectores específicos o mejorar el entorno empresarial global.
- Fomentar la innovación.
- Mejorar la calidad de los sistemas fiscales públicos.
- Abordar los desafíos del envejecimiento de la población en el Estado de Bienestar.
En la Unión Europea, para promover el crecimiento y crear más empleo, la Comisión Europea aboga por una estrategia económica basada en la responsabilidad fiscal, la inversión y las reformas estructurales.
La Comisión ayuda a los países de la UE a definir prioridades de reforma y políticas eficaces en su Estudio Anual sobre el crecimiento. No obstante, el papel de estas instituciones no han sido bien recibidas por parte de algunos países -por la intromisión en la política nacional-, dando alas a un resurgimiento de partidos eurófobos y una de las consecuencias finales ha sido el Brexit.
La importancia del contexto: Una mayor tensión favorece las reformas estructurales
En términos generales, la implementación de reformas estructurales tiende a contextualizarse en momentos en el que la economía sufre una recesión, depresión económica o en momentos de un crecimiento estancado. Se puede ver, de manera más clara, en las reformas estructurales del mercado de trabajo que se efectúan solo cuando las tasas de desempleo son relativamente altas, frente al histórico del país.
Ésto lo podemos apreciar claramente en España. Durante los años de crisis económica, España fue el país que lideraba la destrucción de desempleo a nivel europeo. Por esta razón, en 2012 se implementó una nueva reforma laboral en la que se abarataban los costes del despido, el convenio de empresa prevalecía sobre otros convenios y una mayor facilidad de la empresa para ajustarse a su realidad -cambiar jornadas, turnos, funciones y hasta rebajar salarios.
Los datos económicos avalaron seguidamente la reforma estructural en el mercado laboral a partir de febrero de 2013, en el que cambió la tendencia de la evolución de los afiliados a la Seguridad Social y con ese punto de inflexión, se ha conseguido recuperar 1.971.475 afiliados a la Seguridad Social -el 60% de la destrucción de empleo en los años de crisis-. A día de hoy España es el país de la UE que lidera en la creación de empleo.
También existen otros factores destacar que dan lugar a poner en marcha reformas estructurales. Las condiciones estructurales iniciales de un país afectan a la probabilidad de implementar reformas finales. Es decir cuanto más lejos está un país de una sólida estructura económica/institucional, más probable será que se implementen reformas del calado para mejorar las prácticas económicas.
Las presiones externas son clave para entender por qué un país decide adoptar reformas estructurales. Las presiones externas pueden venir dados por los mercados que dudan de la capacidad del gobierno y exigen mayores intereses por su deuda. También las presiones externas pueden venir de los programas de la asistencia financiera.
Si un país ve que cada vez tiene una mayor problemática para emitir deuda -y refinanciar su deuda- perseguirá a hacer reformas vinculadas a generar confianza a los inversores externos. En España lo vimos en septiembre de 2011 cuando se reformó el artículo 135 de la Constitución. Uno de los puntos más controvertidos fue el punto tres en el que se especificó una prioridad para el pago de la deuda:
Tres. El Estado y las Comunidades Autónomas habrán de estar autorizados por Ley para emitir deuda pública o contraer crédito.
Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la Ley de emisión.
Durante los años de crisis, la Unión Europea acordó llevar a cabo diferentes restantes sobre los países de la periferia europea: Grecia -tres rescates-, Portugal, Irlanda y el sistema financiero español. Todas estas intervenciones por parte de la Unión Europea, tuvieron una contraprestación en materia de reformas que tenían como objetivo equilibrar las cuentas públicas - con claros objetivos de déficit-, y diferentes reformas para mejorar la competitividad y el mercado laboral.
Países de la Eurozona y reformas estructurales en los últimos treinta años
El departamento de investigación del BCE ha analizado la intensidad y las áreas de las reformas llevadas acabo por los países desde el año 1986 hasta 2013.
El periodo más reformista de los principales países de la Eurozona fue el periodo comprendido entre 1996 y 2004. Y en este periodo el país más reformista fue Alemania, que por aquellos años era considerado "el enfermo de Europa". Un escenario de bajo crecimiento, elevado déficit y un mercado laboral que incrementaba sus niveles de desempleo.
El partido socialista alemán (SPD), liderado por Gerhard Schröder, acometió una agenda de profundas reformas estructurales, en las que se destacó poner los cimientos de una reforma laboral que ha conseguido la menor tasa de desempleo desde la reunificación del país.
Seguidamente, los países que han llevado a cabo las reformas con mayor intensidad han sido Grecia, España e Italia. Durante el periodo 1997-2015 la intensidad de la reforma en la reducción de las barreras a la inversión extranjera directa ha sido más intensa en Bélgica y Finlandia, mientras que si el periodo es de 2003-2015 Grecia ha sido el país que registró el proceso de mayor intensidad de reformas para la mejora de sus condiciones macroeconómicas.
Por el lado contrario, el país menos reformador ha sido Irlanda. Sin embargo esto se debe al hecho de que muchas reformas ya se llevaron acabo durante la década de los años 80, lo que llevó a los objetivos en las estructuras económicas que funcionan correctamente en todas sus áreas.
El papel del BCE: Comprar tiempo para desarrollar las reformas estructurales
En el documento se extrae una conclusión interesante y es que los bajos tipos de interés tienden a favorecer la aplicación de reformas estructurales en lugar de obstaculizar el proceso reformista.
La razón es que el BCE tiene capacidad para alterar las condiciones de financiación de un país mediante la intervención de la parte corta de la curva de tipos de interés y la parte larga de la curva mediante la intervención en el mercado secundario de deuda.
Si un estado puede financiarse de manera más barata, a pesar de que exista un contexto de dudas sobre las expectativas económicas del país y del pago de la deuda a terceros, en la práctica se está comprando tiempo, que puede ser utilizado por el gobierno para implementar una agenda de reformas estructurales que modifiquen el potencial de la economía.
Lo hemos visto de manera clara en julio del año 2012 cuando Mario Draghi, presidente del BCE, pronunció una palabras que cambiaron las expectativas de los inversores: "Dentro de nuestro mandato, el BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente."
Una autoridad monetaria tiene la facultad de cambiar las expectativas de los inversores ya que puede intervenir el mercado de deuda por la cantidad que le plazca, y en consecuencia, hundir las rentabilidades de los bonos. Los inversores conocen perfectamente que la fuerza del balance de una autoridad monetaria solvente puede llegar a ser superior que unas expectativas coyunturales (Gráfico del balance del BCE frente la evolución de la rentabilidad del bono alemán a diez años).
Sin embargo, esta facultad de comprar tiempo, puede ser malinterpretada por los estados. Y es que si un gobierno ve que a pesar de mantener un fuerte desequilibrio presupuestario, cada vez descienden los intereses en el mercado de deuda, no existen incentivos para aplicar profundas reformas estructurales de calado para corregir las cuentas y sólo se lleva a cabo pequeños retoques. Por esa razón, probablemente, varios países de la Eurozona han superado cuotas alarmantes del 100% de deuda pública sobre PIB.
Un punto que no comenta el documento del BCE son los riesgos futuros de una política monetaria no convencional como la que se ha aplicado por parte de la autoridad monetaria. Y es que a día de hoy, nos encontramos en un escenario de burbuja financiera en los instrumentos de deuda, al mantenerse rentabilidades nominales en negativo, un hecho que nunca en la historia se ha producido con anterioridad y veremos cuáles son las consecuencias finales cuando los estados deban refinanciar los vencimientos de deuda y esta burbuja desaparezca.