Hace un par de semanas estaba claro que el 16 de marzo el BCE iba a subir los tipos de interés, y medio punto era el consenso del mercado. Pero luego llegó la quiebra express del banco SVB en EEUU y todo el mercado asumió que habría cambios.
Sin embargo el BCE ha mantenido inalterados sus planes. Ayer subió los tipos medio punto hasta el 3,5%, los tipos de interés más altos de la zona euro desde 2008. El manotazo sobre la mesa del BCE ha dejado clara una cosa: la inflación sigue siendo su principal prioridad.
Los mercados se equivocaron
La quiebra del SVB parecía que lo cambiaba todo. La rápida subida de tipos de interés de todos los bancos centrales del mundo había metido en problemas a la banca. Los planes para frenar la inflación podían romper cosas y estas se rompieron en el sitio más preocupante, el sistema financiero.
Los mercados señalaron claramente que creían que la política de los bancos centrales iba a cambiar, que las subidas de tipos iban a frenarse o incluso pararse. El indicador más claro en Europa es el Euribor, que cayó con fuerza el martes 14 de marzo en casi medio punto: pasó de casi rozar el 4% al 3,5%.
El Euribor siempre sigue la senda marcada por los tipos de interés oficiales. Que apuntara al 4% con los tipos en el 3% indicaba que los mercados confiaban en una subida de tipos el día 16 de marzo, pero con la crisis del SVB los mercados pasaron a pensar que seguramente no habría subida de tipos de medio punto. Sin embargo, fallaron.
El BCE tiene un objetivo: moderar la inflación
La inflexibilidad del BCE deja las cosas muy claras: frenar la inflación es el principal objetivo de su mandato y está plenamente comprometido con él, haya o no quiebras bancarias. También es cierto que los problemas del sistema financiero todavía no han salpicado ningún banco de la UE, de momento son bancos regionales de EEUU y el Credit Suisse que es suizo.
Esta inflexibilidad del BCE, por cierto, podría hacer que no sean necesarias tantas subidas de tipos como anteriormente se anticipaban (o incluso las que llegamos a pronosticar basadas en los datos históricos pero que son, ahora mismo, tabú). Y esto es porque la moderación de la inflación tiene mucho de psicología. Si creemos que los bancos centrales harán todo lo que tengan que hacer para contener la inflación, entonces la inflación se moderará. Si creemos que a las primeras de cambio cambiarán su política, entonces la inflación seguirá creciendo.
En los años 80 los tipos tuvieron que llegar al 20% para que la sociedad en su conjunto se creyera que la inflación se iba a moderar de verdad, que los bancos centrales iban en serio. Quizá ahora, con el BCE subiendo los tipos a pesar de las quiebras bancarias, no haga falta llegar tan lejos. Desde luego sabemos que su compromiso con la moderación de los precios es, de momento, su prioridad. Veremos lo que hace la Fed el próximo miércoles, aunque el BCE ha dejado el camino bien marcado.