Desde la Gran Recesión, Estados Unidos ha experimentado el período de mayor expansión económica de su historia. En total, la economía se ha expandido durante 126 meses consecutivos, sobrepasando el ciclo expansivo iniciado en 1991.
A pesar que en términos de duración es la mayor expansión, si evaluamos el crecimiento en estos años, lo cierto es que se está quedando por detrás frente a otras marcas registradas en su histórico.
Desde 2009, la economía estadounidense se ha expandido un 25%, mientras que en el ciclo expansivo registrado a partir de 1991 el crecimiento acumulado era del 42,6%. La razón que subyace a este comportamiento es los estragos que se ha vivido con la Gran Recesión que impacto duramente en el mercado inmobiliario estadounidense.
A partir de este punto, nos preguntamos si tenemos síntomas de que la mayor expansión económica vivida jamás en Estados Unidos está llegando a su fin o tiene mucho recorrido por delante. Por ello, utilizaremos indicadores adelantados que tradicionalmente han sabido canalizar en qué punto nos encontramos del ciclo expansivo de la primera economía del mundo.
La curva de rendimientos del bono estadounidense invertida
Si existe un indicador de referencia que sea capaz de anticipar las eventuales recesiones que vive la economía estadounidense es, sin lugar a dudas, la curva de rendimientos del bono estadounidense.
La curva registra las rentabilidades del bono estadounidense para diferentes vencimientos, lo que permite entender ## qué activos de renta fija soberana tienen preferencia dentro de la estructura temporal.
Generalmente, vemos una estructura temporal en la que a medida que el bono estadounidense tiene un vencimiento mayor, refleja una mayor rentabilidad asociada. Esto tiene toda la lógica del mundo, pues al comprometer el dinero a un mayor plazo, el inversor busca ser recompensado de mejor manera por ese riesgo asumido.
No obstante, existen momentos en los que se altera la preferencia temporal de los inversores que ven con mayor riesgo aquellos bonos del menor plazo frente a los de largo plazo. En ese momento aparece la llamada curva de rendimientos plana o invertida que tiende a reflejar una próxima recesión.
En ese momento estamos actualmente. Vemos una curva totalmente aplanada y, en términos estadísticos, una vez la curva de rendimiento se ha aplanado o invertido en los siguientes 22 meses se ha iniciado un proceso de recesión en la economía estadounidense.
En agosto de este año vimos la inversión de la curva. Desde entonces, ha transcurrido cuatro meses, por lo que estaríamos aún a 18 meses o año y medio, para dirigirnos a la media de la estadística.
El Índice de Gerentes de Compras muestra signos de debilidad
Otro de los grandes indicadores adelantados de referencia es el Índice de Gerentes de Compras (PMI) de la Industria Manufacturera del ISM que trata de medir las condiciones comerciales en el sector manufacturero de los Estados Unidos en el mes especificado.
A través de una encuesta en la que se pregunta por inventarios, evolución de compras, ritmo de producción y demás se ofrece estimaciones relativas: si la situación es mejor, peor o no ha cambiado. Las respuestas se valoran teniendo en cuenta la importancia de las empresas encuestadas.
Se le considera un indicador adelantado porque contabiliza la expectativa de gerentes de compras y ejecutivos de administración de suministros que están a la vanguardia de las cadenas de suministro de sus empresas, cualquier movimiento genera un efecto dominó para el crecimiento de la economía.
Los gerentes de compras están en la mejor posición para evaluar el flujo y reflujo de las condiciones comerciales. Los fabricantes deben responder rápidamente a los cambios en la demanda, aumentando o reduciendo las compras de materiales que utilizan en previsión de la demanda de sus productos terminados.
Para interpretar este indicador, las lecturas superiores a 50 indican una mejora en la situación de la industria. Un índice por debajo de 50 indica la contracción en las condiciones económicas de producción. Cuanto más lejos se desplace el valor a partir de la marca de 50, mayor será la tasa de cambio de la situación.
De acuerdo con las últimas cifras, la actividad manufacturera se encuentra rezagada, en medio de una disminución en los inventarios y nuevos pedidos, el PMI estadounidense está por debajo del nivel 50, en 49,1 puntos.
Pleno empleo: El desempleo en niveles no vistos desde hace 50 años
Si nos vamos a las cifras de desempleo, en noviembre, el total de las nóminas no agrícolas de Estados Unidos sumó 266.000 nuevas contrataciones y la tasa de desempleo bajó a 3,5%. La tasa de desempleo ha estado por debajo del 4% durante 21 meses consecutivos.
El dato de desempleo es extraordinario, algo no visto en los últimos cincuenta años pero tiene una doble interpretación. Pero, como se muestra el siguiente gráfico, cuando la tasa de desempleo en Estados Unidos cae por debajo del 4%, las recesiones siguen poco después.
La razón de esto es porque históricamente, el desempleo estadounidense por debajo del 4% es bastante raro y típicamente ocurre después de una larga y poderosa expansión económica. Para cuando la tasa de desempleo está por debajo del 4%, el ciclo económico ya está muy maduro.
Sin embargo, no hay tensiones inflacionistas
Como vemos, tenemos indicadores adelantados que nos muestran la fase madura del ciclo económico estadounidense y deberíamos estar bordeando la recesión.
Pero lo cierto, es que una de las características históricas de un ciclo económico maduro es que las subidas salariales, causado por el bajo desempleo, tienen una incidencia en los precios, creando tensiones inflacionistas dice que la economía se recalienta.
Un hecho que no se está produciendo por un precio del petróleo relativamente controlado y unos consumidores que tienen mayor facilidad para comparar precios y discriminar aquellas alzas de manera muy inmediata. Con todo ello, no hay inflación ni se la espera.
Con este marco de baja inflación, la Reserva Federal bajó los tipos de interés tres veces este año en un esfuerzo por inmunizar a la economía estadounidense de los riesgos potenciales planteados por una desaceleración global, una guerra comercial prolongada con China y una caída en la inversión empresarial.