No podemos dejar de decir unas palabras en este día que se cumple el bicentenario del nacimiento de Darwin, quien de alguna manera permitió dar un gran salto en la aventura científica humana. Para leer sobre el autor de la Teoría de la Evolución de las Especies sugiero las lecturas de un experto en el tema, Eduardo Robredo, quien en La revolución naturalista, da cuenta de los intensos debates que se viven entre el creacionismo y el evolucionismo al día de hoy.
Son varios los aspectos por los cuales es necesario abordar el tema de la evolución en un sitio de economía. Como sabemos, las ciencias son evolutivas, tienen una linea ascendente en sus planteamientos y sus paradigmas tienden a ser siempre más explicativos, en círculos que se amplían y configuran un modelo universal. A modo de ejemplo, la física newtoniana (1667) resultó ser un caso particular de la física cuántica (1905); así como el modelo ptolemaico fue superado por el modelo copernicano.
En la ciencia, esto es habitual. Roger Penrose ha demostrado que muchas tesis científicas que en su momento fueron consideradas leyes inmutables, han ido cediendo terreno a nuevas y mejores formas de interpretar el mundo. Según Penrose, Galileo transformó el antiguo misticismo de la ciencia, y Newton, Maxwell y Einstein contribuyeron a su desarrollo hasta explicar el enigmático proceso de los cuerpos cuando se mueven a la velocidad de la luz.
En este aspecto no deja de resultar inquietante que la economía, una ciencia que baja tantas de sus leyes de la física: la ley de la demanda (Newton/gravedad), la teoría cuantitativa del dinero: MV=PQ (Bernouilli/ley de gases) entre muchas otras, se haya negado a crecer y a dar el salto que era necesario en el último cuarto del siglo pasado. Como teoría, la economía lejos de avanzar, de evolucionar como ciencia, se peter-pantanizó y vivió en ese país de nunca jamás, ajena a los problemas reales y obsesionada por la dinámica de los precios como si no existieran temas como el pleno empleo o el desarrollo sustentable.
Paul Krugman en su artículo Saving, investment, Keynes, evolution señala que muchos economistas han dado tal papelón en estos días, que es algo así “como descubrir a eminentes biólogos que no han oído hablar nunca de la teoría de la evolución y el concepto de selección natural”. ¿Cómo hemos llegado a eso?
Keynes detectó que los modelos que se estudian en Economía corresponden a casos particulares de un equilibrio ya existente. Pero que puede haber, y de hecho hay, muchas situaciones de desequilibrio dado que la economía es un fenómeno social vinculado a las personas donde la teoría del comportamiento juega su rol. Por eso llamó a su obra Teoría General, incluyendo como un caso particular a la teoría tradicional del equilibrio walrasiano, que es un caso hipotético, de laboratorio, casi al nivel de la física euclidiana. Hasta que aparecieron los monetaristas que lo resolvían todo con la imprenta y la tasa de interés.
En estos días se habla mucho de Keynes sin saber en verdad qué es lo que dijo realmente; así como se ignora lo que planteó Piero Sraffa, Joan Robinson, Michal Kalecki, y hasta Hyman Minsky ahí, en 1996! y que nadie lo tomó en cuenta ni siquiera tras el crack asiático de 1997. Por suerte, en Financial Times me entero que el Primer Ministro chino Wen Jiabao lee afanosamente La teoría de los sentimientos morales de Adam Smith, y señala lúcidamente, siguiendo a Smith: “si en una sociedad hay una excesiva concentración de la riqueza, no puede haber un desarrollo estable”.
La dominación ideológica perpetrada por la corriente fundamentalista que ha dominado al mundo desde mediados de los años 70, se encargó de sacar hasta de las mallas curriculares de las Universidades los planteamientos de numerosos autores que cuestionaban los principios del libre mercado y las ideas engañosas de Milton Friedman. Y así como se recupera el buen sentido del liberalismo progresista de Adam Smith, lejano al regresionismo de sus seguidores neo-liberales, como costata Wen Jiabao, así también tenemos que recuperar el auténtico sentido evolutivo que quizo dar Keynes a la teoría económica. Ahora volvemos a poner los pies en la tierra, volvemos a los principios de la Ley de Say y a entender que el gasto debe ir acorde al ingreso. Esta es la economía del realismo, ajena a la del fundamentalismo que nos tiene viviendo estos días amargos.
Más información | Paul Krugman: Saving, investment, Keynes, evolution
En El Blog Salmón Fundamentalismo y realismo en economía
, ¿Qué es la Economía evolutiva?
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