A día de hoy el panorama que se le presenta a España frente al auge de las energías renovables no puede ser más esperanzador y favorecedor. El país apunta en dirección a un ambicioso objetivo: llegar a alcanzar el 42% de consumo de energía final y el 74% de toda la generación eléctrica con las de tipo renovable. Sin embargo, ¿es posible lograrlo?
La Unión Europea, y España en particular, tienen la necesidad de acabar con la dependencia de los combustibles rusos y así conseguir la autonomía energética que finalizaría con los problemas económicos y políticos derivados de ella.
España tiene a su favor sus instalaciones magníficas y la energía que es capaz de generar, pero para ello debe empezar a considerarla como una verdadera alternativa y así poder romper los lazos que la unen con Rusia.
Lucha contra el cambio climático
El pasado mes de noviembre, durante la celebración de la Cumbre del Clima, en su jornada dedicada a la energía, quedó patente la necesidad de las renovables para poder luchar contra el cambio climático.
En esta transición energética, España ha tenido un crecimiento muy notable, y es que cuando en el año 2012 la producción de energía limpia generada rondaba el 30% del total, en el 2021 ya se situaba en el 47% y en 2022 superaba igualmente el 40%.
En sintonía con esto, Alejandro de Juanes, experto en cambio climático y director de Proyectos Climáticos de Enefgy, aseguró que “la industria de las energías renovables en España es potentísima en cuanto a instalación y energía generada”.
Se confía que la tendencia será ir en aumento, esperando que en un plazo de diez años la potencia haya aumentando más de 14 millones de megavatios la hora.
La evolución de las energías renovables
España tiene en su poder dos baluartes que la hacen situarse a la cabeza de la futura producción de energías renovables, el viento y el sol. En el año 2021 España se colocó como el segundo país de la Unión Europea en generar más electricidad a partir de la energía solar y eólica.
Tal es así que la energía eólica y la solar son las energías renovables con más demanda en España, situándose el uso de la eólica en un 22,1% de la electricidad total y la solar representando un 10,8% la de tipo fotovoltaica y un 1,7% la térmica.
Pero ¿y en la actualidad? ¿Cuál es la evolución de nuestras energías renovables? Hoy día las renovables siguen imparables. El sector energético es uno de los principales causantes de la producción de gases de efecto invernadero, por lo que evolucionar en energías renovables es imprescindible si queremos contribuir a la lucha contra el cambio climático.
Las energías de tipo renovables resultan eficaces en dos aspectos, por una parte contribuye a reducir las emisiones a la atmósfera, y por otra disminuye la dependencia energética buscando un suministro autóctono y seguro. Con estos objetivos, España se sitúa entre los 15 mayores consumidores de energías limpias del mundo, y es que el consumo que se hace en nuestro país de las energías renovables es del 20,7% del consumo bruto final.
La energía de tipo eólica se sitúa como la primera fuente de energía de carácter limpio en España, después de que en el año 2009 superara a la hidráulica. El 53% de la energía verde que se genera en España desde 2022 procede de aerogeneradores instalados por la geografía española. Por su parte, la energía solar alcanzó datos históricos en 2022, situándose en una generación fotovoltaica de 27.865 gigavatios hora.
¿Para qué se usan las energías renovables en España?
Los usos que se le dan a las energías renovables en España son tres. El primero de ello, es la generación de electricidad, y es que un gran porcentaje de la energía de tipo renovable que se producen entre nuestras fronteras se emplea para ello.
Así la producción de esta energía alcanzó el 42,2% en 2022 y representaron sobre el 59% de la potencia eléctrica del país, es decir, 70.400 megavatios de capacidad renovable.
Los otros dos usos son la producción de calor y frío, suponiendo para el ámbito residencial un 18% del total energético consumido en los sistemas de calentamiento y refrigeración, y un escaso 9,5% en el caso del ámbito del transporte.
El problema: la dependencia energética
Cuando hablamos de dependencia energética lo hacemos de la cantidad de energía primaria, en forma de calor, electricidad o para el transporte, que necesita el país importar para poder abastecerse.
Esta dependencia del exterior para el suministro energético acarrea consecuencias como la inestabilidad en el suministro al depender de otros países para tener energía y la afectación sobre la economía, ya que dependemos de las continuas subidas del precio energético.
Ante el aumento de la factura de la luz por la que atraviesan los españoles, la salvación pasa por acabar definitivamente con la dependencia energética, y es que el 74% de la energía que consumimos, según datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la compramos a otros países.
Otros aspectos a resolver
Si tenemos los medios, los retos que ahora se plantean son otros. Por un lado conseguir que las redes eléctricas de nuestro país sean sostenibles y la reducción de nuestras emisiones de carbono a la atmósfera, pero también lograr el acceso de las nuevas instalaciones renovables al sistema aprobando los accesos de nuevos parques renovables, fomentando la digitalización y la integración de todas las energías.
De igual manera, el autoconsumo es uno de los elementos sobre la mesa que necesitan definirse. Con este sistema bidireccional se permitirá que los hogares y comercios españoles tengan acceso a la energía, a su gestión y al control de sus excedentes.
Las energías renovables deben convertirse en el salvavidas de nuestra economía, y es que los medios no nos faltan para ello. En este sentido, España y en especial Andalucía, es el sol de Europa, por lo que tiene los instrumentos necesarios para hacer de la energía renovable la fuente de la que beber y colocarse a la cabeza en la producción energética.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) mantiene que las energías renovables aumentarán progresivamente, llegando a alcanzar el 74% en 2030 y el 100% para 2050.