La troika forzó a Grecia a hacer reformas muy serias. Ahora es un ejemplo mundial de cuentas muy saneadas

Tras sufrir una de las crisis de deuda más severas de Europa, Grecia ha logrado cerrar 2024 alcanzando un superávit primario cercano al 5 % de su PIB. Un hito sorprendente, que ofrece un gran titular y esconde algunas  pérdidas sociales que no pasan desapercibidas.

La mejora de las cuentas públicas ha supuesto una reforma notable del sistema fiscal, con ajustes que hoy permiten presentar unos datos macroeconómicos más sólidos.

El superávit primario más alto de Europa

Según los últimos datos, Grecia preveía el cierre de 2024 con un superávit primario del 4,9 % del PIB, como recoge Greek Analyst en X.  Este resultado ha atraído todas las miradas, puesto que coloca a uno de los países mediterráneos que más sufrieron la crisis de deuda entre los referentes mundiales en disciplina fiscal.

Este es un ejemplo claro de cómo la política fiscal clara que estableció la Comisión Europea  en relación con los rescates financieros de la década pasada ha traído grandes resultados.

El superávit primario, que mide la diferencia entre ingresos y gastos del Estado sin contar el pago de intereses de la deuda, es considerado un indicador clave para la sostenibilidad financiera de los países altamente endeudados. Sin embargo, la mejora de las cuentas públicas ha tenido importantes costes sociales y económicos para su población.

En cualquier caso, la transformación fiscal griega, que tiene su origen en la crisis de deuda soberana de 2010 y la petición de varios paquetes de rescate supervisados por la "troika" (es decir, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) se ha traducido en un crecimiento escalonado del PIB, cuya última caída importante se produjo en la pandemia, pero que, una vez más, volvió a confirmar la fortaleza de los cambios aplicados frente al periodo 2008-2010.

En su momento, a cambio de la ayuda financiera, Grecia tuvo que aplicar profundos recortes de gasto público, reformas estructurales en el mercado laboral, aumentos de impuestos y privatizaciones.

Estas medidas permitieron corregir los déficits públicos, pero provocaron una recesión prolongada y se estima que un aumento inicial del desempleo, que se ha estabilizado a lo largo del tiempo, y de la pobreza en las familias. La recesión prolongada, entre 2010 y 2016, también supuso un fuerte aumento inicial del desempleo, que superó el 27 % en 2013, antes de iniciar una senda de reducción progresiva.

Avances económicos

Pese al impacto social, en Grecia se han encontrado claros signos del avance económico generalizado.

Entre ellos, destacan el crecimiento sostenido del PIB en el país, con tasas de crecimiento anual de entre el 2 y el 3 % desde 2017 y la reducción del desempleo (la tasa de paro, que superó el 27% en 2013, ha descendido hasta situarse cerca del 10% en 2024, según Eurostat).

Además, se ha podido recuperar el acceso a los mercados financieros, al recuperar la confianza de los inversores, lo que ha permitido volver a emitir deuda competitiva. El turismo, uno de los principales motores de la economía griega (entre el 28,5 y el 34,3 % del PIB), ha alcanzado cifras récord y ha contribuido notablemente al crecimiento económico.

Ampliando la perspectiva

Sin embargo, si bien el país heleno ha mejorado sus cuentas fiscales, los indicadores sociales muestran las cicatrices de la crisis y de las políticas de ajuste. Entre ellas, destaca la caída del PIB per cápita (22.990 dólares, en 2023; un 27% inferior al de 2008: 32.127 dólares), si bien la riqueza de los hogares está mejor repartida y ha crecido un 31 % desde la pandemia.

A su vez, según cifras de la OCDE, en Grecia se siguen trabajando bastantes más horas anuales que la media europea (1.897 horas/año frente a las 1.742 horas de la OCDE), sigue habiendo un 26 % de la población en riesgo de pobreza o exclusión social y, desde 2010, ha emigrado más de medio millón de trabajadores cualificados y jóvenes a otros países.

En conclusión, se confirma que el superávit primario alcanzado por Grecia en 2024 representa un éxito fiscal indiscutible tras dos décadas de crisis y reformas. Grecia es, hoy día, un ejemplo de estabilidad presupuestaria (con sus sombras) y de las profundas consecuencias que los ajustes han tenido para la vida de sus ciudadanos. En este caso, los datos parecen confirmar que se sale mejor; la realidad, en cambio, está en la calle.

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