Para Jeff Bezos, máximo directivo de Amazon, los inversores no son una gran preocupación. Ni tampoco cómo evoluciona el valor de su compañía en el parqué bursátil. Al menos es lo que ha defendido en público. Después de meses de desconfianza por las repetidas pérdidas por un capítulo de gastos muy elevado, los primeros meses de 2015 han servido para volver al verde.
Durante el año pasado, la compañía acumuló dos trimestres consecutivos de pérdidas y la paciencia de esos inversores se agotó. Las acciones cayeron más de un 22% después de tocar su techo a finales de 2013. La euforia le había llevado a crecer un 141% desde 2010.
Pero todo cambió justo antes de los resultados del último trimestre de 2013. En enero de 2014. La caída se sostuvo durante todo el año 2014. Muchos desconfiaban de Bezos y su órdago: más gasto para crecer en ventas (y, también, en pérdidas).
Un año después llegaron los mismos resultados: cuarto trimestre de 2014. Las ventas navideñas elevan la importancia de este cierre del año. Llegaron de nuevo los beneficios, con 214 millones de dólares. Representaban una caída respecto a las cifras de un año antes, pero truncaban una tendencia a la baja.
Los inversores respondieron: al cierre, un 11% más en la cotización. Pero las previsiones no eran muy halagüeñas con un arco que iba de los 50 millones de beneficios a los 450 millones de pérdidas. Sin embargo, ese fue el arranque de un 2015 en el que ha recuperado en el terreno bursátil parte de lo perdido.
En tres meses el valor ha crecido un 19%. Queda la duda sobre si este no es más que un mero espejismo. Si esta no es una 'paz' temporal y la volatilidad que señalaba Bezos adopta un papel protagonista.
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