A tenor de las cifras presentadas, la respuesta es clara. El Corte Inglés ha reducido su beneficio neto un 32% en el último ejercicio, hasta los 18 millones de euros. Teniendo en cuenta que la facturación ha subido un 2,6%, hasta 14.592 millones, algo falla por el camino si solo se consigue ganar 18 millones.
Aquí surgen dos cuestiones: 1) El Corte Inglés necesita vender muchísimo más –de lo que ya lo hace- para ganar dinero; o 2) su elevada deuda se está comiendo la mejora del negocio con sus elevados intereses. La explicación 2 es la buena.
Los gastos financieros supusieron el pasado año 340 millones después de que la nueva dirección, capitaneada por Dimas Gimeno como primer ejecutivo, consiguió refinanciar la deuda de 5.000 millones del grupo con las entidades acreedoras por un periodo de ocho años.
El propio presidente reconoció que esta pesada carga financiera es la que está impidiendo a El Corte Inglés ser más rentable, puesto que parece que las ventas han empezado a recuperarse tras el fuerte impacto que tuvo la crisis sobre la cadena de grandes almacenes. Por ello, algo está cambiando en la férrea estructura de la compañía para intentar sobreponerse a la coyuntura.
Accionista catarí y futura salida a bolsa
Y es que en este año muchas cosas han cambiado en El Corte Inglés. No solo en sus comercios, sino de puertas para adentro. De hecho, ha ocurrido lo nunca visto, que un inversor ajeno a las familias Álvarez/Areces haya entrado a formar parte del grupo. Se trata del jeque Hamad Bin Jassim (HBJ) de Qatar, el cual suscribió un acuerdo en julio por el que se compromete a adquirir hasta el 15% de la empresa.
La operación ha llevado a la expulsión de Corporación Ceslar (representante de la familia Areces-Galán) del Consejo de Administración por sus críticas públicas a la operación, pues para Dimas y el resto de los consejeros es de vital importancia para el grupo.
Por otro lado, está la salida a bolsa que tanto se ha comentado en los últimos años. La compañía ya es consciente que es vital para que el negocio siga funcionando. A pesar de que se ha resistido todo lo que ha podido, parece que pronto todos podremos ser accionistas de El Corte Inglés (se maneja 2018 como fecha límite).
De este modo, vemos cómo El Corte Inglés está intentando cambiar su mastodóntica estructura financiera para funcionar como una máquina más engrasada después del parón en seco que le produjo la crisis, ¿pero será esto suficiente?
Más promociones, menores precios
En la política comercial los cambios se van notando ya –las ventas han crecido tras años de retroceso, aunque de forma leve-. El Corte Inglés es consciente de que sus precios son elevados, siempre lo ha sido, pero en los años anteriores el país no vivió la brusca caída del consumo que se produjo con la crisis, por lo que nunca antes se había planteado su política de precios de una forma tan vital.
Ahora, podemos encontrar rebajas y promociones en sus grandes almacenes casi todo el año. Famosas son sus campañas ‘Límite 48 horas’, dos días de rebajas en determinadas áreas –sobre todo en la electrónica y la informática-. Por su parte, los supermercados han rebajado sus precios, ya que muchos españoles los han considerado prohibitivos durante mucho tiempo.
Asimismo, el grupo también ha frenado su política expansiva, que tuvo su cenit durante el ‘boom’ inmobiliario, y ha llevado a cabo ajustes en su plantilla. Todo ello, con el objetivo de seguir siendo un emblema de la marca España ante retos tan complicados como la crisis y las nuevas formas de comercio, que también tienen mucha culpa de que a El Corte Inglés cada vez le cueste más ganar dinero.
Las nuevas plataformas de venta online han comido mucho terreno a este tipo de centros, pues, a parte de la comodidad que supone poder comprar a golpe de click, tienen considerables descuentos en artículos de primeras marcas. Por ello, muchos consideran que un modelo de negocio como el de El Corte Inglés, cuya estructura fue gestada en el siglo XX, está en periodo de extinción. Algo que solo el tiempo dirá.