Desde que comenzó la caída bursátil de esta compañía, las acciones de Apple han caído un 42 % desde sus máximos alcanzados en septiembre de 2012, lo que equivale a pulverizar unos 250 mil millones de dólares en capitalización bursátil. En lo que va de año, y son sólo tres meses, Apple se ha desvalorizado en un 25 %, hasta caer a niveles de 2011. Podemos divagar y tratar de encontrar decenas de razones para este desplome tan sonoro. Sin embargo, como ya señalamos en otras ocasiones, coincido con Antonio Ortiz en su blog Error 500 en señalar que el factor detonante de esta situación no es otro que el papel jugado por las expectativas.
Desde el resurgir de la compañía de la mano del iPod y la posterior irrupción en el mercado de dos productos tan novedosos como el iPhone y el iPad, podría haber parecido que Apple iba a copar el mercado con sus productos y a canibalizar las ventas de la competencia, y no lo ha hecho. De ahí la decepción, pese a que su solvencia económica es exquisita y bien podría ser la envidia de cualquier otra multinacional.
Habrá que esperar para comprobar si Tim Cook está a la altura del fallecido Jobs en términos de creatividad e innovación. Los ases en la manga de Apple aún son muchos: desde el iPhone con mayor pantalla que demanda parte del mercado u otro complementario de bajo coste hasta una actualización agresiva de su sistema operativo móvil, iOS, para hacerle frente a Android, pasando por la "reinvención" de nuevos productos (ya lleva bastante tiempo hablándose de un televisor o de un reloj con el logotipo de la manzana).
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