Desde el 29 de julio este reglamento ha entrado en vigor, y las compañías españolas han cambiado dichas tarifas para ajustarse al reglamento. Pero hecha la ley hecha la trampa, y los operadores, con la honorable excepción de Yoigo, han aprovechado para volver al redondeo que se prohibió por ley hace unos meses.
Por ejemplo, lo que ha hecho Movistar es establecer el coste de la llamada en el límite que fija la eurotarifa, en 0,49 euros más IVA por minuto y supuestamente facturando por segundos como dice la ley española. Pero claro, el establecimiento es de 0,49 euros más IVA y el primer minuto es gratis. Es decir, te redondean el primer minuto. Vodafone ha situado el establecimiento en 0,47 euros más IVA y en 0,02 euros más IVA el primer minuto (facturando por segundos). Otro redondeo, ya que el resto de la llamada se cobra a 0,49 euros más IVA también facturando por segundos. Orange sigue una estrategia similar, cobra el establecimiento a 0,45 euros más IVA, a 0,04 euros más IVA el primer minuto y a 0,49 euros más IVA los restantes. Con las llamadas recibidas sucede algo similar, a excepción de Orange.
En cambio Yoigo ha presentado unas tarifas de roaming que se ajustan tanto a la eurotarifa como a la normativa española. En roaming cobra 0,12 euros más IVA el establecimiento, y 0,36 euros más IVA el resto de la llamada. Si en cambio recibes una llamada te cuesta 0,24 euros más IVA por minuto. Todo esto facturado por segundos, claro está.
En conclusión, lo que han intentado es buscar un resquicio para no perder dinero a pesar de estar bordeando la ley del redondeo. Por ejemplo, si dijeran: llamadas en roaming 4,9 euros de establecimiento de la llamada y 10 minutos gratis todos pondríamos el grito en el cielo y sería claramente una infracción de la ley. Pero como estamos hablando de costes relativamente bajos puede parecer que no redondean.
Y ese será su argumento, que establecer la llamada es caro y que tienen que cobrar por ello. Y todo esto pasa porque la ley del redondeo se dejó, en mi opinión, un pequeño fleco, y es que sigan pudiendo cobrando por el establecimiento. Los consumidores queremos pagar por lo que consumimos, y el establecimiento no es un consumo. Si tienen que subir los precios porque se ilegalice cobrar el establecimiento, muy bien, que lo hagan. Pero así pagaré por uso y podré comparar correctamente los precios. En otros países no existe este concepto y los operadores son igualmente rentables.
Vía | El País