PSA Peugeot Citroën ha comprado Opel, incorporando esta marca a su portfolio. Además de múltiples plantas de montaje en Alemania y otros países europeos, como Gran Bretaña (donde se venden como Vauxhall) y España. Carlos Tavares y Mary Barra han seguido con estos planes a pesar de las opiniones en contra (entre ellas la mía) y han optado por el cambio de manos. ¿Qué va a pasar ahora?
Las implicaciones no son sólo para estas dos empresas, incluso no sólo para los fabricantes europeos. Las consecuencias de esta decisión van a verse en la industria global del automóvil. Un aspecto a destacar por otro lado es lo barata que le ha salido a PSA la compra, 1.300 millones de euros por Opel-Vauxhall y 900 millones por la financiera (que va de mano de BNP-Paribas, un movimiento similar al que ha hecho con Santander con muchas financieras de PSA).
General Motors deja de ser un fabricante global, PSA incrementa su exposición a Europa
General Motors, el otrora primer fabricante del mundo deja de ser un fabricante global. Actualmente estaba compitiendo por el podio con Toyota y Volkswagen, segudio de cerca por Hyundai-KIA, la alianza Renault-Nissan y Ford. Pero después de esta venta GM renuncia a un mercado, que aunque es difícil (gustos específicos y motores, regulación, alta competitividad, etc) es voluminoso y rentable. La presencia de GM queda reducida a coches exóticos de Chevrolet y Cadillac, que venden más o menos lo mismo que cuando se importaban por importadores independientes. A ver en 2017 dónde queda GM sin Opel en el ranking ¿cuarta o quinta posición? Hagan sus apuestas en los comentarios.
Además GM pierde los vehículos de Opel, que vendía remarcados en otras geografías como Buick o como Holden. PSA-Opel va a seguir suministrándolos a GM mientras dure la vida comercial, pero tendrá que pasar a desarrollar estas marcas su parte, por otro lado PSA tendrá que asumir que parte de sus ventas están condenados en el medio plazo.
PSA por su parte se convierte en el segundo fabricante europeo, pero esto no les deja sino más expuestos a unas economías que aparte de sus propios problemas (estancamiento, principalmente), van a tener que digerir el Brexit. Además aunque los resultados y las ganancias de eficiencia conseguidas por Carlos Tavares han sido espectaculares, queda por ver si estas serán aplicables a Opel, que lleva más de una década sin dar beneficios.
Si por ejemplo acciones para mercados concretos como la compra de Proton me parece una buena idea (un fabricante Malayo que podría ponerse a fabricar modelos de PSA remarcados en una geografía desconocida para ellos), el tema de Opel no estoy seguro. Lo mejor es que obtienen es una marca alemana, que puede ir a remolque del prestigio conseguido por VW durante todos estos años.
Peligran las fábricas europeas, aunque no todas
La unión de PSA y Opel suman 21 fábricas en Europa, muchas para un fabricante de este tamaño. Pensemos que otros fabricantes están atacando el mercado con muchas menos, Por ejemplo o Hyundai no llega siquiera a ese número y sigue siendo un fabricante más grande.
En España el nuevo fabricante tiene tres plantas, la de Vigo, la de Figueruelas (Zaragoza) y la de Villaverde (Madrid). Esta última es más pequeña y no produce los suficientes C4-Cactus para ser rentable (principalmente porque la demanda de este modelo ha bajado bastante). O consigue que le asignen nuevos modelos o es el eslabón más débil de la cadena. También peligran las plantas británicas de Luton y Ellesmere, las cuales como mucho puede que sobrevivan como una forma de fabricar localmente si los aranceles post-brexit subieran más de la cuenta.
La ronda de fusiones ha empezado
En general para los fabricantes de coches se va a ver que las rondas de fusiones muy posiblemente hayan empezado. El CEO de Fiat Sergio Marchionne parece estar deseando ser comprado por General Motors o por Volkswagen, de hecho, parece más interesado en vender la empresa que en gestionarla. Afirma que tras la fusión VW estaría interesado para proteger su posición en Europa por el dúo PSA-Opel, también hay que considerar que VW sería una forma de establecerse a través de Chrysler-Jeep-Dodge en el mercado norteamericano que es el que más se les resiste.
Por otro lado en este juego aparte de los grandes fabricantes, y los que quedan un tanto independientes pero con una posición consolidada como BMW, Mercedes o Mazda, nos quedan los nuevos jugadores. Están los fabricantes chinos, que poco a poco se intentan infiltrar en los mercados occidentales (principalmente a través de compras, como ha sido el caso de DongFeng con Peugeot o de Geely con Volvo) y luego está Tesla que sigue triunfando a pesar de que de momento sólo tiene dos modelos disponibles o aquellos que potencialmente podrían entrar (se ha hablado mucho de Apple y de Google, aunque el primero está lejos).
Si a esto le añadimos otros desafíos en el mundo del motor como la transición a mecánicas que no utilicen combustibles fósiles (electricidad o hidrógeno) o los cambios en los gustos y en el modo de usar los coches (alquilar por minutos, por horas o por días en vez de comprar), no es de extrañar que muchos fabricantes quieran optar por lo que han hecho las empresas toda la vida al sentirse amenazadas, fusionarse para convertirse en más grandes todavía, ahorrar costes y desde la posición de ventaja afrontar los desafíos.
Por último queda por ver si estas fusiones serán buenas para el consumidor, el cual se va a encontrar con menos productores y con productos bastante parecidos entre sí, disminuyendo las posibilidades de elegir, aunque también habrá que ver si esto se traduce en mejores precios o no.
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En El Blog Salmón | PSA Peugeot-Citroën compraría Opel ¿nos hemos vuelto todos locos?
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