Quién nos lo iba a decir hace unos años cuando todos creían que el dinero generado por el boom inmobiliario no se iba a agotar nunca. Eran años de bonanza, crédito fácil y consumo desmedido. Hoy los tiempos han cambiado mucho. Con una cuarta parte del país sin trabajo y una profunda depresión económica llamando a la puerta de nuestro hogar cada día para recordarnos que todo puede ir peor, en Noruega ha surgido una moda: apadrinar a los niños pobres españoles.
Los españoles hemos pasado de apadrinar niños en África, Sudamérica o Europa del Este, a que los nuestros sean los apadrinados por generosas y desconocidas familias noruegas. El Mundo explica en un extenso reportaje como decenas de noruegos están contribuyendo económicamente para sostener a familias españolas atrapadas en la crisis mediante aportaciones económicas destinadas a que estos puedan pagar la hipoteca o tener un bocado de comida que llevarse a la boca.
¿Hasta donde vamos a llegar? ¿Qué más necesitan nuestros políticos para darse cuenta de que España se empobrece un poco más cada día que pasa? Ha llegado la hora de poner sobre la mesa medidas reales que permitan combatir el desempleo y que den una oportunidad en el mercado laboral a los más de cinco millones de parados que engrosan la lista del desempleo. Ya basta de que los recortes vayan siempre dirigidos a los mismos. Los españoles no merecemos vivir este infierno económico.
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