Cuando aún quedan unos últimos días de agosto, y con un goteo pequeño pero incesante la gente va volviendo a sus lugares de trabajo, creo que es buen momento para plantear una reflexión: ¿tiene sentido que un país entero se pare por vacaciones?.
Quizás habría que decir que no es cierto, que el país no se para: simplemente, traslada su actividad, de la temporada de invierno a la de verano basada en el turismo y el ocio.
Pero la realidad es que para quien quiere seguir desarrollando una actividad productiva normal, el verano se convierte en una pesadilla, ya que un sin fin de sus contrapartes habrán reducido de forma significativa su actividad. Valga como ejemplo este post del Diario de un Director de Sistemas, aunque seguro que todos podríamos poner uno o varios ejemplos que hayan afectado a nuestra vida profesional y personal. Sin duda, las empresas extranjeras que tratan con empresas españolas son las primeras en sorprenderse. ¿Cómo que no está y que hasta septiembre no vuelve? ¿Cómo que no puedo hablar con nadie más, porque tampoco está?
Hay quien afirma que las características climáticas de España hacen difícil el trabajo en Agosto. Pero precisamente ahora, con la tecnología a nuestro favor para burlar al clima, este razonamiento empieza a perder el sentido.
También resultaría interesante comentar la costumbre española de concentrar todo el periodo de vacaciones en la época estival. ¿Es productivo trabajar de forma intensiva todo el año y descansar de forma intensiva en verano? ¿En cuántos días acaba la "desconexión positiva" (esa que permite recargar pilas) y empieza la "desconexión negativa" (esa que hace que hayas perdido completamente el ritmo y que, por no acordarte, no te acuerdes ni de la password del ordenador)?
Quizás habría que ir pensando en cambiar el modelo vacacional del país, es posible que un modelo más flexible que no hiciese tan común el "cerrado por vacaciones" fuese ventajoso no sólo para la economía en general, sino también para los trabajadores.