Para llevar a cabo el cierre, basta con pedir el bloqueo a la página desde los diferentes prestadores de servicios, así como emplazar a Google y Apple para que impidan la descarga de la aplicación desde sus plataformas en cuentas registradas en España.
Esta medida va en línea con el primer cese de operaciones que se solicitó a principios de diciembre y lo extraño es que en el propio auto inicial no se tomaran ya estas medidas. Ahora, habrá que ver qué movimientos hace Uber y cuánto tiempo van a tardar en retirar las aplicaciones de los diferentes markets.
Aún así, que la app no esté disponible o que se bloquee el acceso por IP a la web, no implica necesariamente que Uber deje de prestar servicio, puesto que la app se podrá instalar por otras fórmulas y el traslado de la web a otra IP tampoco es excesivamente complicado. Por ahora, van ganando la partida los taxistas. Veremos a ver cómo queda el final.
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